Capítulo 10.¿Y qué pasa conmigo?

449 22 11
                                    

Me he levantado esta mañana y aún seguía sonriendo. Como si las horas no hubieran pasado, atrapada en ese maravilloso momento, en ese momento perfecto, en el que cambió todo por completo. Cuando he abierto los ojos aún tenía el vestido puesto y la cinta en el pelo, ni siquiera me había quitado las lentillas. Los zapatos, el abrigo y el bolso estaban tirados en el suelo, a los pies de la cama, y yo apenas estaba tapada con la manta.

Es increíble como unos segundos pueden cambiarlo todo sin que puedas evitarlo ni prepararlo. Siendo todo improvisado. Sin planearlo, casi sin quererlo, pero queriéndolo desde siempre. Llegando en el momento más imprevisto, pero en el instante justo, cuando más lo necesitas, cuando estabas a punto de hundirte. Como un soplo de aire fresco que te renueva cuando más falta te hacía. Así ha sido Liam. Cuando has perdido la esperanza y algo te hace recuperarla, como cuando un ave cae hacia el suelo y en el último momento remonta el vuelo. Como un animalito que huye asustado de su cazador y se refugia en su madriguera. Como una cálida manta en invierno, como un cubito de hielo en verano, como las flores en primavera, como las hojas en otoño. Y en ese momento te preguntas como has podido pasar la vida sin él.

Claro que, si lo pienso bien no he vivido toda la vida sin él. Sí, no era la misma persona, pero si el mismo sentimiento, la misma sensación. Esa sensación de volar sin levantar los pies del suelo, de bailar sin música, de respirar sin aire. Puede que echara de menos eso, ¿pero es a Liam a quién quiero o al sentimiento? ¿O a ambos? Todavía recuerdo la forma en que yo miraba a ese chico que tantos problemas me dio, a esa persona que conocemos tan bien los dos, a ese que evitó mi mirada los días pasados. Fue tanto lo que entregué, las miradas, los besos, las caricias. Cada suspiro, cada susurro... ¿Quiero volver a sentir eso? Sí, a sentirlo sí, lo que necesito es confiar de nuevo en otra persona y Liam parece el indicado, como si no fuera a hacerme lo mismo que Harry, o al menos no le veo capaz, o eso quiero pensar. ¿Quiero pensar? ¡Venga ya Lily! Tú no te mereces a un chico como Liam ni en veinte vidas y eso lo sabes. Y también sabes que no tienen nada que ver, que no te va a hacer eso.

Miro directamente a mi clavícula y veo las golondrinas marcadas en mi piel, en ese momento me queman como el fuego. Pensar en Harry ya es como una puñalada en el corazón y ver el tatuaje no ayuda. Esa es la historia que nunca le conté a Maggi, la que no me veía capaz de recordar. El día en que hicimos un año juntos fuimos al centro y vimos la tienda, empezamos a hacer bromas sobre hacernos un tatuaje juntos. Pronto las bromas se volvieron serias y acabamos entrando. Yo salí de allí con las golondrinas en la clavícula y el con dos gorriones adornando sus pectorales. En ese momento nos pareció una gran idea, pero un año después dejó de tener tanto encanto. Aún recuerdo ese día, más bien lo recuerdo como si fuera ayer. La cara de mi madre cuando entramos en casa nada más hacernos el tatuaje... Casi se desmaya. ¡Cómo iba a ir a sus cenas elegantes con esa cosa en la piel! Esa era su preocupación principal... De hecho la primera cena que pasamos con el tatuaje fue divertida, para mí claro. Se pasó dos horas intentando taparlo con maquillaje mientras yo me reía como una tonta. Mi padre se pasó una semana sin hablarme pero a mí me parecía que merecía la pena. Ahora me pregunto si de verdad hice bien. La historia que hay tras el tatuaje me persigue, pero ya es hora de pasar página y olvidarlo. No dejar que me atormente más. No darle importancia.

Me cambio de ropa y me pongo el pijama y la bata mientras le sigo dando vueltas a todo. Salgo de la habitación y bajo al salón, preparada para el interrogatorio del FBI, pero lo que encuentro me gusta menos todavía. No sé por qué razón es mi padre, y no mi madre, el que está en la cocina.

+Bueno días papá. Hace bastante frio.

-¿Qué tal ayer? - récord, ni buenos días. Increíble.

+Sí, yo también he dormido bien. Sí, yo también quiero café, gracias - se lo digo con tono de burla intentando hacer que sonría, y para mi satisfacción lo consigo.

En El Momento Perfecto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora