En El Momento Perfecto.

Prólogo

Al asomarme por la ventana veo el sol radiante, cuyos rayos me dan directamente en la cara. La suave brisa veraniega acaricia mis mejillas y las cortinas se agitan suavemente. Londres se despierta y me regala una vista casi mágica de la parte baja de la ciudad. De repente algo me sobresalta y me hace reír. Sus lindos ojos verdes me observan desde la cama.

-Buenos días morena -. Su voz es suave, ronca...Sexy. Detengo la mirada en sus alborotados rizos, después paso a su torso, cubierto de tatuajes, y finalmente a sus carnosos labios. Mientras nos miramos me acerco a la cama y le beso despacio, alborotando su pelo un poco más.

-Buenos días Harry -. Los dos nos miramos un segundo más sin decir nada, abrazándonos.

-Bueno, ¿qué quieres hacer hoy, preciosa? -. Le miro por un segundo y noto como sus labios se deslizan por mi cuello, a la vez que sus manos acarician mis caderas. Casi sin darme cuenta respiro hondo y cierro los ojos.

-No puedo pensar así. ¿Lo sabes no? - una sonrisa aparece en su rostro y me fijo, una vez más, en los hoyuelos que se forman en la comisura de su boca cada vez que se ríe. Es un gesto tan dulce, tan suyo.

-Vale, ya paro... - me río mientras noto como sigue besándome despacio y pausado -. En realidad no necesito que pienses nada.

-Si me has preguntado tú... - Le miro indiscreta, mientras me siento a horcajadas y le devuelvo cada uno de los besos.

-Ya, pero he pensado algo especial para hoy - caza vez me siento más cerca de él, y la verdad, no tengo intención de pararlo.

-Algo cómo... - le observo sonriente, intentando sacarle información, pero he de confesar que es muy difícil hacerle hablar. Lo tengo comprobado.

Apenas unos segundos después el timbre de la puerta nos interrumpe. ¿Por qué siempre pasan las cosas en el peor momento?

-Tengo que ir a abrir, estoy esperando un paquete - por un segundo le miro con mala cara y le muerdo suavemente la oreja, con una carcajada sonora -. Eh Lil, en serio, no es para mí... - Al final accedo y de mala gana le dejo salir.

Según sale por la puerta de la habitación me levanto de la cama y me visto con su camisa del día anterior, que me tapa lo justo y necesario para la situación. La verdad, después de tanto tiempo no hay vergüenza entre nosotros. Después voy hacia el salón, y veo como Harry guarda el paquete en un armario, despreocupado, desprevenido. Rápida y sigilosamente me acerco por su espalda y le abrazo. Al principio se sobresalta, pero en seguida aprovecha para girarse hacia mí y mirarme fijamente a los ojos.

-Me encanta cuando te pones mi ropa - me estrecha entre sus brazos y me besa la frente, pero su expresión dulce desaparece rápidamente para dar paso a una sonrisa que delata sus malas intenciones -, pero me gustas más cuando no llevas nada -. Despacio entierra su boca en mi cuello, mientras desabrocha los botones de la camisa. De nuevo nos interrumpen, esta vez mi padre, llamándome por teléfono. Rápidamente lo cojo, no me gusta dar motivos para que desconfíen de mí más de lo habitual.

-¡Hola papá!

-Hola cielo, ¿qué tal la mañana? Bueno, te llamo porque tu madre me ha dicho que hoy tenemos que cenar con ella a no sé qué diablos... Ya sabes cómo es, ha estado una hora hablando y no me he enterado de nada - mientras escucho a mi padre Harry sigue desabrochando los botones despacio, y yo le miro y ambos reímos. Estoy a punto de soltar una carcajada así que tapo el micrófono del teléfono y le hablo a él.

-¿Puedes dejar de desnudarme? Intento hablar por teléfono - los dos nos reímos, pero vuelvo a la conversación -. Sí, bueno, intentaré ir aunque no prometo nada - de nuevo mis ojos se dirigen a Harry, que me sonríe desde el sofá -, hoy tenemos planes.