Capítulo 22. Cambio de vida.

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Han pasado un par de semanas desde aquello, y lejos de mejorar, la situación empeora. Sí, mis padres se llevan bien y eso, se hablan cordialmente y nada de discusiones, pero me cuesta imaginar que ya nada va a ser igual. Todo va a cambiar radicalmente, y es que mi padre se muda. Lleva todo este tiempo buscando un piso para no seguir aquí porque, según él, necesita rehacer su vida, lejos de mi madre. Sí, es cierto que aun son jóvenes y merecen una nueva vida, pero no me llaméis egoísta si digo que prefiero que mi padre siga aquí. Es como si mi vida diera un giro completo en apenas horas.

Por otra parte, después de todo lo que he vivido, después de todas mis experiencias, no me puedo creer que haya sido tan ingenua… Cómo no me di cuenta. Puede que lo que pasaba era que en mi subconsciente lo sabía o me lo esperaba, pero no quería reconocerlo. Y es que no sé si soy sólo yo, o a nadie le gusta enterarse de algo así… La verdad, he intentado pensarlo y repensarlo, pero no consigo perdonarlos. No es porque se separen, todos tenemos derecho a cometer un error, y si las cosas no van bien ¿quién soy yo para cuestionarlo? A mí misma me han pasado cosas así y está claro que nadie es perfecto. Lo que me molesta es que me lo hayan ocultado todo este tiempo. Que me hayan tratado como a una cría y es que ahora me siento completamente estúpida. Lo peor de todo esto, sin duda, ha sido tener que enterarme así… Habría dado cualquier cosa porque todo esto hubiera pasado de forma distinta: porque no tuvieran que separarse, porque me lo hubieran contado desde el principio, porque no hubiera tenido que enterarme así. Ahora, empieza la cuenta atrás para la mudanza, para el cambio, para el fin.

Es sábado y, por una vez no me siento ni un poco feliz con ello. No tengo ganas de nada. Ni de levantarme, ni de desayunar, ni de vivir. No estoy segura de cómo va a ser la vida a partir de ahora y ni siquiera sé si quiero averiguarlo.  Hoy empezamos la mudanza y la perspectiva del día no es nada buena. Los chicos se han ofrecido a ayudarnos a transportar las cajas a la nueva casa de mi padre. ¿Y por qué mis amigos ayudan?  Todo empezó la tarde del viernes.Todos vinieron a casa para estar un rato conmigo ya que los últimos días no han sido los mejores de mi vida. Nadie tenía deberes ni entrenamientos y, después de todo, pensaron que sería una buena idea ver unas pelis. La verdad es que una película no iba a arreglarlo todo mágicamente pero ayudó bastante a que me distrajera por un rato.  Esa tarde mis padres entraron en casa hablando de que tendrían que alquilar una furgoneta o algo, para la mudanza, y yo me enfadé. Les pedí que no hablaran de eso ahí, delante de todos, que se fueran al despacho porque no tenía ganas de estropearles la tarde a los demás. A ver, sé que fui un poco seca, pero no me pareció ni lo más adecuado ni de buen gusto. Yo qué sé, puede que simplemente me esté volviendo loca… Bueno, el caso es que Zayn lo oyó y ofreció su furgoneta para ayudar así que acabaron ofreciéndose todos a ayudar para no tener que contratar a una empresa de mudanzas y finalmente aquí está el día.

Me levanto de la cama y me meto directamente a la ducha, cuanto menos tiempo pase en el salón, mejor. Ahora mi padre duerme en la habitación de invitados, la del salón, abajo, y es raro verle salir de ahí. Tiene un escritorio metido en su cuarto y  ya no sube al despacho… las cosas han cambiado. Sí, sé que me repito y que aburro, incluso yo misma me aburro de lo que pienso, pero simplemente no puedo dejar de pensar en el tema. Puede ser que la reacción sea exagerada, pero cuando has pasado tantas cosas como yo nunca puedes creer que venga algo peor. Me enjabono bien el pelo y el cuerpo y me quedo bajo la ducha, empapándome la cara con el agua ardiendo. Todos los cristales se empañan y yo disfruto del vapor llenando mis pulmones, genial. Salgo y me coloco la toalla en la cabeza y alrededor del cuerpo para secarme antes de desayunar. Es algo tarde pero bueno, ¡vivan los sábados! En fin, tengo que hacer algo para conseguir levantar el ánimo. Me imagino que al estar con los chicos será divertida la mudanza, porque si tuviera que hacerlo sola estoy segura de que no encontraría las fuerzas. 

En El Momento Perfecto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora