En El Momento Perfecto.

Capítulo 20. ¿Por qué yo?

Dos semanas de clase y ya quiero arrancarme la piel a tiras. Ya me han puesto las fechas de los exámenes  y poco a poco todo vuelve a la normalidad. Las tardes  vuelven a ser aburridas, los días pasan lentos y las noches deprisa. Todo vuelve a la rutina después de las maravillosas fiestas.

 Hoy ha sido una mañana especialmente aburrida. Estamos metidos de lleno en materia y no hay ni un minuto de descanso en las clases: teoría, ejercicios, ejercicios, teoría… Vuelvo hacia casa con Liam. Sabemos que ahora volvemos a tener poco tiempo para los dos así que procuramos pasar el máximo tiempo que podemos juntos.

-Voy a subir ya o acabaremos comiendo mañana – intento que me suelte, pero me mira sonriendo y no me deja irme.

-Pero si aún es pronto Lil…

-¡Pronto! Pero si son casi las dos.

-Bueno, vale. Vete… - hace un pucherito y pone carita de pena.

-¡Pero mira que eres tonto Liam Payne! – me echo a sus brazos y le beso tiernamente, mientras me río – Luego hablamos. Te quiero ¿sabes?

-Y yo a ti – me mira unos segundos y me besa de nuevo. Después pasa su mano por mi barbilla, acariciándome y se marcha haciendo tonterías por la calle. Que idiota es. Sonrío como una tonta mientras se aleja por el puente.

Subo a casa helada de frío, este año enero está enfadado o algo, porque es uno de los años más fríos que recuerdo. Al entrar, novedad: vuelvo a estar sola. En fin, que le voy a hacer. Llevo la mochila a la habitación y bajo para preparar la comida. Antes de ponerme cocinar enciendo el tocadiscos que hay en la torre de sonido, mi madre decía que era un gasto tonto de dinero, pero mi padre y yo nos empeñamos en que sería guay. Y ahí está, encima de la cadena y del DVD. Cojo el vinilo que me regaló Niall y lo coloco. La aguja baja y segundos después “The Beatles” resuena a todo volumen por toda la casa. Me pongo a cantar “Can’t buy me love” a todo volumen mientras caliento un par de porciones de pastel de carne del fin de semana y me hago un zumo de naranja. No es temporada, pero mi madre las compra en “Covent garden”. Me siento en el sofá y cojo el móvil. Tengo que llamar a Maggi porque han vuelto a mandar un trabajo de literatura y tenemos que empezar a hablar del tema. Da un par de pitidos y en seguida oigo la voz de mi amiga.

-Buenas tardes rubia.

-Hola Lil. Bueno ¿qué hacemos?

-No sé. Yo he pensado en algo como lo de la otra vez, algo que impacte. Que se merezca otro diez y así nos suba la media del curso.

-Sí, tiene que ser algo grande. ¿Qué te parece una presentación de power point con videos y eso?

-Estaría bien. Con fotos, datos en cartulinas de colores todo eso.

-Sí, algo muy visual, que interese mirarlo. Pero que sea de todos los autores importantes del siglo, o sea, a nivel mundial. Españoles, franceses, alemanes, americanos… Todo eso para que sea genial.

-Uh, sería estupendo – las dos nos reímos y en mi mente surco la posibilidad de sacar de nuevo un diez. Es lo que más me ayudaría a subir las notas, por aquello de no terminar con todo suspenso y eso… Ahora más que nunca tengo claro que quiero estudiar hostelería así que no voy a dejar que nada me distraiga de esto, no quiero suspender nada y mucho menos repetir.

-Sí, bueno, tenemos todo el trimestre así que si cada semana hacemos un poco nos puede salir de matrícula. ¿Vas a salir hoy con Liam?

-No, creo que entrenan.

-Sí, me ha dicho Louis que vaya pero me da pereza ir sola.

-Eres una vaga asquerosa – las dos nos reímos. Yo me paro a pensar un segundo y al final accedo – Vale, voy contigo.