En El Momento Perfecto.

Capítulo 27. 18.

13 de marzo. Hoy hace dieciocho años que vi la luz, dieciocho años desde que nací. Sí, hoy es mi cumpleaños. La verdad es que no soy una de esas personas a las que les hace especial ilusión su cumpleaños y la verdad, este año tiene pinta de ser algo extraño. No sé con quién se supone que voy a pasar el día. ¿Con mi padre y una putita aleatoria? ¿Con mi madre su nuevo novio, el demonio? Espero, por mi propio bien, que con ninguno.  Por una parte puede ser el mejor día de mi vida con mis amigos, algo totalmente diferente a toda la mierda de antes. Pero por la otra puede ser una mierda de día si tengo que aguantar las estupideces de mi familia. Es como si no pudiera pensar en otra cosa. Ya tengo 18 y eso se merece un día cargadito.

Las voces de los profesores son aún más monótonas que los otros viernes, aburren más que de costumbre. La verdad, me siento como loa críos en navidad, deseando abrir sus paquetes... Pero esto no es por los regalos, ni mucho menos, esto es por los nervios de cumplir 18. Es por poder tener un coche, por poder ir a donde se me antoje, por poder beber...Por ser libre. Estos últimos dos meses han sido como si estuviera atada de pies y manos con mis padres, pero ahora todo será diferente, ahora, legalmente, puedo hacer lo que se me dé la gana.

Escucho de fondo las últimas palabras de Mr. Jones y me despierto al oír el timbre que marca el final de la clase. Liam, Maggs, Steve y Andy no dan señales de vida y, la verdad no le veo la gracia. Es mi maldito cumpleaños y aún no me ha felicitado nadie. Es la hora del recreo y me arde el pecho solo de pensar que voy a pasarme el día sola. En serio ¿de qué vais? Cuando estoy a punto de matar a alguien los tres aparecen por la puerta riéndose, como si no pasara nada, como si fuera completamente normal. Cada uno va a su asiento, nada de correr hacia mí para felicitarme, nada de gritos y besos. Desde luego estos sí que saben cómo celebrar un cumpleaños…

-Hola Lil, ¡felicidades preciosa! – un beso suave hace que el enfado disminuya un poco.

-¡Felicidades tonta del culo! – Maggi viene a darme un abrazo y me aprieta casi dejándome sin respiración. Después Andy y Steve hacen lo mismo, y unos segundos después, entre gritos Louis irrumpe en la clase y corriendo hacia mí grita de tal forma que le oyen en todo el instituto.

-¡FELICIDADES BLAAAAACK! – ¡qué manía con mi apellido! Le sonrío y le abrazo muy fuerte.

-Gracias… No me voy a poner a deciros ñoñerías porque sabéis que no va conmigo pero en serio, gracias – todos me miran algo atónitos pero en seguida se ríen y nos abrazamos todos en un grupito – A propósito, ¿por qué no habéis venido ninguno?

-Médico.

-Me he dormido.

-He perdido un autobús.

-Cosas de familia – tiene que ser verdad porque ninguno ha dudado ni un segundo en la contestación. Yo me río y me doy la vuelta esperando a que me sigan. Demasiada casualidad…

Las clases siguen y está claro que me aburro más que de costumbre. Estoy deseando salir de aquí y estrenar mis recién cumplidos 18. Quiero hacer algo guay. Ir a algún sitio con todos y divertirme. Quiero olvidar lo que ha pasado en estas últimas semanas, quiero dejar de pensar en todo lo malo y empezar a pensar en lo bueno, en lo que está por venir. En todo lo que saldrá bien de aquí en adelante.

 Lo que queda de mañana lo paso casi todo el rato en silencio ya que la conversación va sobre cosas de las que no puedo opinar o no me interesan. La verdad, no sé por qué precisamente hoy, que estoy animada y tengo ganas de hacer mucho el bobo, se ponen a hablar de coches o fútbol.

Casi por arte de magia el timbre que señala el final de las clases me saca de mis pensamientos y todos nos levantamos y empezamos a recoger. Es posible que haya pasado los últimos 49 minutos haciendo planes alternativos para mi cumpleaños. He pasado este tiempo concentrada en buscar todas las formas posibles de tener a todo el mundo contento, eso sí, a mí más, que el cumpleaños es mío.