Capítulo 21. Cuando crees que nada puede ser peor.

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Miro el reloj inquieta. Mi madre llegará en un par de horas y ni siquiera he decidido cómo reaccionar yo... Todo perfecto. Liam me abraza, sentado al lado mía en el sofá, y los otros observan en silencio desde el suelo. He insistido en que se machen, que estoy bien, pero han decidido que es mejor quedarse hasta que llegue mi madre.

-¿Y si vemos una película o algo para liberar tensiones? – Kate mira a Zayn y se empieza a reír.

-¿Una película ahora? ¿Eres bobo? – se quedan mirando un segundo y todos nos empezamos a reír, incluida yo. No tengo ganas de llorar más, no me merezco algo así.

-No, Zayn nada de películas – le guiño un ojo y volvemos a reír.

-Bueno, pues vamos a la calle un rato, a que te dé el aire un poco. ¿Qué te parece eso? – bueno, la perspectiva del frio me apetece. Generalmente me gusta más el frio que el calor, supongo que es porque yo soy fría... Me pega esto.

-¿Por qué no? ¿Os apetece? – todos asienten así que nos levantamos en busca de los abrigos. Puede que no me venga nada mal salir de casa un rato y dejar el tema hasta que llegue el momento, o si no voy a tener serios problemas. Aunque sinceramente, ahora mismo, veo más cerca la idea de tirarme al rio y morir de congelación que la de pasármelo bien.

-Perfecto, tengo una idea genial – Liam va agarra a los chicos y les separa de nosotras. Se ponen a cuchichear frases inaudibles hasta que todos asienten. Parece ser que la idea de Liam es buena - ¡En marcha señoritas! – abre la puerta y nos deja salir las primeras, aunque yo tengo que volver a la puerta para cerrarla. Salimos del portal y las chicas me pasan cada una un brazo por encima y me dan un beso en cada mejilla. ¿Quién me iba a decir a mí hace dos años que iba a tener amigos así? Bueno, y a Liam... Es todo tan diferente. Tan increíblemente diferente. No tiene que ver nada con la vida que solía llevar y al principio no sabía si era bueno, pero ahora creo que no es bueno, creo que es perfecto. Andamos unos minutos y nos metemos en el metro.

-¿Pero a donde vamos, locos? – Maggi me ha leído el pensamiento y ha hablado antes que yo. No sé que pretenden, pero yo no estoy como para fiestas ahora.

-Confía en mí anda... - Louis se retrasa para abrazar a Maggs y darle un beso. Que monada. Pasamos los tornos y llegamos al andén. El metro acaba de llegar así que subimos directamente. En el vagón hay cinco asientos vacios. Las chicas se sientan y los chicos se miran entre ellos. Al final Lou y Zayn se sientan y Liam me cede el último asiento, pero lo rechazo y me quedo de pie, apoyada en la pared y con la vista fija en los zapatos. Liam, lejos de sentarse, se acerca a mí, se apoya en la pared y me abraza por detrás. Dejo caer la cabeza sobre su hombro y cierro los ojos. Instantáneamente siento algo de alivio en todo el cuerpo, un poco más ligera. Protegida. Me doy la vuelta para quedar mirándonos a los ojos. Veo como sonríe y no puedo evitar hacer lo mismo. Su risa es contagiosa... Es como la de los niños pequeños, que te hace sentirte mejor... Pues así es Liam. Apoyo un segundo la cabeza sobre su pecho, y noto un suave beso en la frente. Unos segundos después nos miramos a los ojos, sin decir nada porque simplemente no hace falta. Me giro un momento y compruebo que los otros nos miran y sonríen. No sé por qué, pero la gente hace eso. Cuando ves a una parejita les miras y sonríes. Aunque te moleste, hay que reconocer que lo hacemos, reconocemos la felicidad cuando la vemos...

Pasmos todo el viaje en plan parejitas, sin hacernos mucho caso unos a otros. Sinceramente necesito un poco de Liam para que esto pase. Nos besamos y nos reímos, bajo la atenta mirada de una pareja de abuelas. Un se ríe y la otra nos juzga con la mirada. Al otro lado, una niña pequeña nos observa y se ríe. Es precioso ver la inocencia reflejada en los ojos de un crio. Cada vez que la miramos se pone roja y se ríe. Su medre nos devuelve las sonrisas y la niña se acerca un poco más. Liam empieza a sacarle la lengua y empieza a jugar con ella. Se agacha y empiezan a hablar. No es que esté pensando en eso, ni mucho menos, pero creo que cuando llegue el día será un gran padre, le quedan bien los niños.

En El Momento Perfecto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora