Capítulo 19: Thank you, Orion Black

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-¿Molly?-, preguntó Arthur, francamente asombrado y preocupado por el rostro mortalmente pálido de su esposa, que parecía haberse quedado aturdida literalmente en el lugar donde estaba sin caerse. Viendo que no iba a obtener una respuesta de ella, le quitó la carta de la mano apretada, despegando sus dedos de ella uno a uno. Casi quería dejar la carta, no leerla, y simplemente enterrar la cabeza en la arena. Sabía que no le iba a gustar lo que veía; tenía que ser malo para que su mujer estuviera casi catatónica. Desgraciadamente no podía, tenía que leer la carta. Respirando profundamente, Arthur le dio la vuelta y miró hacia abajo. La mandíbula se le cayó en cuanto vio la carta, sus ojos se abrieron de par en par con asco y repugnancia. Tenía que haber algún tipo de error, esto no podía pasar, vio el contrato y sabía para quién había firmado... a no ser que... oh no, uno de los Potter debía haber puesto estipulaciones en su patrimonio, para evitar que ocurrieran casos como éste.

-¿Qué hacemos?- graznó Molly, con el cuerpo temblando de terror, sabiendo sin necesidad de que se lo dijeran... era inútil no había nada que pudieran hacer. Bueno, había una cosa, pero Molly y Arthur nunca habrían querido hacer tal cosa. Repudiar a su hija, al hacerlo ya no sería Ginevra Weasley, no tendría nombre y sería deshonrada, no sería bienvenida en la comunidad mágica. Incapaz de mantenerse en pie, se desplomó sobre la mesa de la cocina con los ojos cerrados con la esperanza de estar teniendo una pesadilla.

-Buenos días mamá, buenos días papá- dijo Ron, entrando en la habitación, bostezando cansadamente, frotándose los ojos para quitarse el sueño. Frunciendo el ceño al ver a sus padres de pie con cara de desconsuelo. -¿Qué ha pasado? ¿Es Bill? ¿Charlie? ¿Percy? ¿Los gemelos?-, gimió aterrado por la respuesta. Casi quería subir corriendo las escaleras y negar que les hubiera pasado algo a sus hermanos mayores.

-¡NO!- exclamó Arthur, rápido para calmar a su hijo de sus preocupados temores, se dio cuenta de que sí parecían haber perdido a alguien cercano y se recompuso. No podían dejar que sus hijos los vieran así, ellos eran los que tenían que ser fuertes. Además, no querían preocuparlos más de lo que ellos estarían preocupados. -Nada de eso, es algo que tu madre y yo tendremos que resolver juntos-.

-¿Entonces qué pasa?- inquirió Ron, -¿Hay algo que pueda hacer para ayudar?- su petición seria, ya no era un niño pequeño ajeno a las preocupaciones y temores de todos. Había tardado bastante, pero Ron por fin había aprendido a sentir empatía por los demás.

-No, hijo, no la hay-, respondió Molly, guardando la carta en su delantal, antes de dirigirse a la cocina y pronto se oyó el repiqueteo de ollas y sartenes mientras empezaba a preparar automáticamente el desayuno para todos. Su mente se agitaba con lo que había aprendido, ¿qué demonios iba a decirle a su hija? ¿Y a Harry? Esto era una desgracia la gente iba a estar muy disgustada con esta boda. Era un anciano, seguramente podrían eludirlo. ¡Exigía que Ginny tuviera un heredero! No era posible, así que seguramente eso era motivo suficiente para cancelar el contrato.

-Papá, ¿qué pasa?- preguntó Ron, deslizándose en su asiento, observando a su padre con cautela.

-Bueno, podríamos decírtelo, ya que probablemente saldrá pronto en el periódico-, suspiró Arthur, -Pero te lo diremos juntos, esta noticia involucra a Ginny-, su estómago se agitó ligeramente, el olor a comida no ayudaba para nada. ¿Cómo se iba a tomar esto su hija? Ella amaba a Harry; esto iba a devastar a la pareja, si era lo que Harry quería, por supuesto. Tendría que llamar al trabajo y hacerles saber que no estaría; no podía dejar que Molly se enfrentara a esto sola.

Molly soltó un pequeño sollozo, pero consiguió mantener una notable compostura, ¡era su niña! La niña que no pensó que tendría. Ginny no sólo había sido un hijo sorpresa, una niña además, sino que era demasiado mayor para estar embarazada, incluso para los estándares de las brujas. Había sido un embarazo muy agotador, pero había merecido la pena, ya que había nacido la primera mujer del linaje Weasley en varias generaciones. La niña que había anhelado tener, que soñaba con que se casara con un joven apuesto, que tuviera hijos... ahora esto tenía que suceder.

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