HAUNTED JADED EYES

Capítulo 43

Harry salió sigilosamente de los aposentos de Severus, con la capa bien envuelta para que no lo vieran. Para colmo tenía un hechizo silenciador tejido alrededor de sus piernas para evitar que saliera cualquier sonido, sobre todo el de sus pies, obviamente. Todavía era un poco temprano, el desayuno no se serviría hasta dentro de media hora, lo que le daba tiempo suficiente para subir a sus nuevas habitaciones, en las que todavía no había pasado ningún tiempo, y ducharse y cambiarse de ropa. Normalmente todo el mundo estaría aún durmiendo, eran las seis y media de la mañana, pero un vistazo al mapa de los merodeadores le demostró que estaba completamente equivocado. Había una gran cantidad de grupos de puntos moviéndose por el Gran Comedor; Harry debería haberlo esperado, realmente, ¿cuántas veces tiene uno la oportunidad de hablar con los fundadores de Hogwarts? Harry maldijo para sus adentros y se apretó contra la pared cuando un grupo de lo que Harry sospechaba que era... de tercer año de Slytherin se acercó a la esquina, olvidando por completo que era un Jefe de Curso y que tenía todo el derecho a estar donde quisiera cuando quisiera.

-¿Puedes creer lo que Salazar Slytherin le dijo a ese Sangre Sucia dijo Braddock con una reverencia y un disgusto.

-No quiero decir que se equivoque, pero se equivoca-, proclamó Astoria Greengrass, con la cabeza levantada en señal de fastidio frustrado. No podía creer lo que había dicho Salazar Slytherin.

-¡Tiene que estarlo! Quería librarse de esos asquerosos Sangre Sucia, ¡seguramente le han advertido que juegue bien o le prenderán fuego!- insistió Pritchard, tratando de inventar una excusa para que su héroe pronunciara palabras tan despectivas. Él no los quería muertos; ¡simplemente no quería que asistieran a Hogwarts por algo que ocurrió en su época! Semejante chorrada destruía por completo todo lo que su padre le había contado e iba a escribir a casa para que le respondieran.

-No creo que se puedan incendiar retratos tan antiguos-, admitió Braddock, frunciendo el ceño de forma petulante. -Eso y que probablemente esté enjaulado en el propio Hogwarts-.

-¡Tenía que haber una razón para que los defendiera!- protestó Astoria con un escalofrío de asco subiendo por su espina dorsal con solo recordar las palabras que brotaron de Salazar Slytherin entre todas las personas.

Harry se relajó inconscientemente cuando el grupo pasó por fin por su escondite suspirando aliviado, negando con pesar la cabeza, dándose cuenta de que como Jefe de Curso podía estar allí abajo siempre que quisiera aunque la capa de invisibilidad delataba que estaba tramando algo no precisamente de deberes. Así que los Slytherin estaban negando las palabras de Salazar, se preguntaba si seguirían así o si sólo era el shock de la situación lo que hablaba. Le había llevado un tiempo entrar en calor debido a la mente de su propia creencia, así que podría ser. Se preguntó si Salazar sería considerado un traidor a su propia casa al final de la noche. La idea le hizo resoplar divertido cuando comenzó a caminar de nuevo, hizo un trabajo rápido en las escaleras y se asomó al Gran Comedor y sonrió, se estaban empujando unos a otros en un intento de obtener respuestas a sus preguntas. Esperó unos instantes, sospechando que Godric pondría fin a aquello, una gran sonrisa se dibujó en su rostro cuando escuchó su estruendosa voz deteniendo las palabras de los estudiantes.

-¡ESTO ES SUFICIENTE!-, atronó, su molestia era evidente, y los estudiantes se callaron todos a la vez.

Harry se echó atrás a regañadientes, probablemente debería haberse duchado en la habitación de Sev y hacer que Dobby fuera a cambiarle de ropa, pero bueno, no tenía sentido hacer un "debería" o "podría" ahora. Tendría que tenerlo en cuenta para esta noche y todas las demás noches que estuviera allí. Dormía mejor cuando estaba con Sev, sus noches no estaban plagadas de pesadillas, y de alguna manera las mantenía a raya. No es que se perdiera nada, los demás probablemente sólo hacían las preguntas más aburridas e inanes posibles. Como era de esperar, tanto Hermione como Ron estaban entre los demás, justo al frente, de hecho.