Capítulo 47

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Severus se despertó más temprano de lo normal el domingo, cualquier otro año habría pasado una hora más en la cama. Lamentablemente sus domingos ya no eran libres, de hecho Nicolas, Perenelle y Filius estarían en sus habitaciones después del desayuno para su habitual reunión, sería el sexto domingo consecutivo que se reunían para resolverlo. Su mano se deslizó automáticamente para buscar a Harry, pero no estaba en la cama. Frunciendo ligeramente el ceño, se despertó aún más y se sentó, con la preocupación revuelta en sus entrañas.

Normalmente se despertaba antes que Harry, incluso durante la semana, pero últimamente Harry siempre se había levantado antes que él, teniendo en cuenta lo tarde que habían pasado la noche, seguramente debería estar descansando. Tampoco era que Harry hubiera salido de su habitación, ya que aún podía sentirlo. Agarrando su bata, se levantó, metiendo los pies en las zapatillas -(el suelo estaba demasiado frío para ir a cualquier sitio sin ellas)- y se dirigió a su dormitorio.

La puerta del baño estaba cerrada, pero no se oía absolutamente nada. Harry no solía poner hechizos silenciadores cuando se duchaba o se bañaba. Preocupado, abrió su vínculo para sentir a Harry; las náuseas lo golpearon como una tonelada de ladrillos, haciéndolo querer vomitar.

Severus golpeó su varita en la palma de la mano con suavidad, desactivando rápidamente el hechizo silenciador que Harry tenía alrededor del baño. Antes de golpear firmemente tres veces, -¿Harry?-, gritó, no veía por qué Harry lo mantendría en secreto, había una poción que lo haría sentir mejor en instantes. -Abre la puerta-.

Oyó a Harry gemir lastimosamente, algunos arrastres antes de que la puerta se abriera con un clic, Severus parpadeó, adelantándose presionó su mano contra la frente de Harry pero no había señales de fiebre ¿quizás era algo que había comido? -¿Y por qué pusiste hechizos silenciadores?-.

-No quería despertarte-, admitió Harry, suspirando suavemente mientras Severus lo limpiaba con un paño de cara, el frescor se sentía absolutamente increíble.

-¿Todavía te sientes mal?- Inquirió Severus su mirada crítica.

-Sólo un poco-, admitió Harry encogiéndose de hombros, omitió convenientemente que llevaba semanas enfermo, tanto sintiéndolo como estando realmente enfermo.

-Siéntate-, dijo Severus guiándolo hacia el borde de la bañera, lo suficientemente cerca del inodoro para que si terminaba enfermo fuera al inodoro. Arrugando un poco la nariz, dio un golpe de varita limpiando el aire y el desorden, habría menos posibilidades de que Harry se enfermara de nuevo si el olor no estaba cerca. -Volveré en un momento-.

Harry abrió la boca antes de cerrarla con firmeza; no tenía sentido decirle a Sev que las pociones no habían funcionado. Eso sólo insultaría a su vinculado y él no quería eso. La mitad de las veces ni siquiera podía retenerlo, así que simplemente había dejado de intentarlo. No sabía cuál era la causa, deseaba que se detuviera, pero odiaba absolutamente el ala del Hospital y no quería ir. Así que continuó esperando contra viento y marea que se detuviera... que simplemente desapareciera. No pudo evitar pensar en Severus, en la situación.

-¿Por qué esa mirada?- Preguntó Severus en voz baja, al entrar de nuevo en el baño, tenía una mirada muy suave en sus ojos verdes, una que ni siquiera él estaba acostumbrado a ver.

Harry se limitó a sonreír -Gracias-, dijo, apoyándose en él, rodeando su cadera con los brazos y apretando. No estaba acostumbrado a que nadie se preocupara, Poppy tenía que ayudarle, era su trabajo, pero no había tenido a nadie que se preocupara por él cuando estaba enfermo en toda su vida. Tampoco le habían dado nada cuando lo estaba.

Severus tarareó en silencio, volviendo a comprobar si Harry tenía fiebre, preguntándose por qué Harry le daría las gracias, él no había hecho nada. Se pasó la mano por el pelo, antes de que su mano se deslizara junto a su oreja antes de que sus dedos le subieran la barbilla para poder mirarlo. Definitivamente no había fiebre, pero Severus no era estúpido, se dio cuenta rápidamente, acariciando su mejilla, una vez más totalmente asqueado por su comportamiento en el pasado. Era obvio que a Harry no se le había mostrado mucho cuidado cuando estaba enfermo, aunque si supiera el alcance se habría cabreado más de la cuenta. -Bebe esto-, dijo Severus, dándole el frasco de poción contra las náuseas.

HAUNTED JADED EYES Donde viven las historias. Descúbrelo ahora