Capítulo 57

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En cuanto Severus recuperó el sentido, salió disparado de su silla, comprobando que Minerva no se había hecho daño al caer de la silla. Ese era el problema de esas sillas, no tenían brazos, lo que hacía que fuera demasiado fácil hacerse daño. Su pulso era estable, acababa de desmayarse, aunque calculó que estaría bastante dolorida cuando volviera en sí. No había sido una gran caída, pero sería suficiente para herirla, era mayor y no tenía mucho peso para proteger sus huesos.

Se asomó por encima de la mesa, dirigiendo a Harry una mirada inexpresiva, muy poco impresionado por la forma en que la había afrontado. El hecho de que Harry no estuviera ni siquiera ligeramente avergonzado o culpable tampoco ayudaba. -¿En serio?- gruñó Severus, muy molesto por su mirada impenitente.

Harry suspiró -Lo siento, es que de repente no estoy de humor para tratar con ella, me siento muy irritado y molesto sin razón-. Una mirada perpleja en su rostro ahora, pero no tenía nada que ver con Minerva y su propio estado de ánimo repentino.

Severus se congeló ante eso, había estado leyendo todos los libros que pudo conseguir. Tanto para embarazos femeninos como masculinos, preparándose para lo que se les viniera encima. No le gustaba que le pillaran desprevenido, y le gustaba controlar algunas partes de su vida. El conocimiento le ayudaba a mantener ese control, con tan poco en sus manos le hacía sentir mejor conocer cada cosa potencial. Se trataba de su hijo, un bebé que él y Harry habían creado, no dudes que haría todo lo que estuviera en su mano para que todo saliera bien.

Había una cosa en ambos tipos de embarazos que era constante, las hormonas. Era peor para los portadores masculinos, las mujeres estaban acostumbradas, hasta cierto punto, los hombres definitivamente no.

Lo que los hacía más volátiles y por lo que era más difícil llegar a término, los libros insistían en que los magos eran más poderosos que las mujeres pero Severus sabía que no era así pero todo lo demás... parecía bastante arcano. La mitad de los libros eran muy viejos, pre y después de los tiempos del fundador el último que leyó tenía apenas dos décadas.

-Es tu cuerpo el que está cambiando, te sentirás así muy a menudo, tendrás que recordar mantener la calma. No podemos tener una repetición de lo de antes, si lo necesitas solo tienes que salir e ir a algún lugar que te ayude a calmarte tanto emocional como mágicamente-. Explicó Severus, con Minerva olvidada a sus pies mientras aseguraba a Harry que eso era normal y que no había nada malo en lo que sentía. -No podemos arriesgarnos a que uses más magia de esa manera-, y sí, era un "nosotros", él había sido tan responsable como Harry de lo ocurrido.

La culpabilidad salpicó el rostro de Harry, -Lo sé-, dijo solemnemente, podría haber hecho daño a su hijo no nacido, y ese pensamiento era completamente intolerable.

-Los dos cometimos un error, los dos aprenderemos de él, ¿sí?-. Exigió Severus, negándose a dejar que Harry se centrara en la culpa que podía sentir a través del vínculo. Irónicamente, él también seguía nadando en la culpa, pero, con suerte, se la había ocultado a Harry.

Harry asintió con gesto adusto, pero la culpa no se desvaneció por completo, sino que se atenuó a un nivel más manejable.

-Si prefieres que se lo diga yo solo... entonces puedes ir a tranquilizar a tus amigos de que todo está bien-, sugirió Severus, sería casi imposible convencerla juntos y mucho menos que lo hiciera él solo, pero tenían que hacer lo que debían para mantener bajos los niveles de estrés y magia de Harry. Dando a Harry una salida si la necesitaba, la seguridad de Harry y de su hijo no nacido tenía prioridad.

Harry se burló -¿Crees que te va a escuchar? Diablos, tendremos suerte si conseguimos que nos escuche juntos-. Sin decirle a Severus algo que no supiera ya a juzgar por la mirada resignada de su rostro.

HAUNTED JADED EYES Donde viven las historias. Descúbrelo ahora