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𝓜. 𝓟

Al regresar al vagón estaban Albert y Alice durmiendo juntos; la pelirroja con la cabeza en el hombro del castaño, y el castaño con la cabeza en el vidrio de la ventana con la boca abierta. A lo que negué mientras sonreía, y tomé asiento.

El señor Riddle había sido muy amable para el papelón—que los impertinentes que estaban enfrente de mí— me habían echo pasar.

Solo comí la varita de regaliz y leí un poco, para luego caer en un sueño profundo. Sentí una mano tomar suavemente mi hombro y comenzar a agitarlo como si su vida dependiera de eso.

— ¡Cam! ¡Cam ya llegamos! ¡Despierta!— la voz de Alice me hizo despertar de un tirón, y mirar para todos lados.

—No jodas, Alice. Deja que siga durmiendo— me di la vuelta y acosté mi cabeza nuevamente a la ventana.

Los primeros cinco segundos después de que mi sueño es interrumpido soy la persona más grosera que puede haber pisado el planeta.

Aunque con Alice y Albert trataba de ser muy cuidadosa.

—Oh no, vamos señorita, ¿que dijimos  sobre mandar a la mierda a las personas?— Albert me miró regañadientes.

— Bla bla, gente de cristal— me vi interrumpida cuando el castaño me levantó y me colocó sobre su hombro.

No tenía ganas de hacer el mínimo intento para que me bajara, así que solo solté mis brazos y dejé que me llevara.

Íbamos saliendo del tren hasta que alguien tosió a propósito—lo que al mirar los tres— era el señor Riddle con su maletín.

—Es muy rara la manera de en la que sacan a los estudiantes de sus vagones— noté el tono sarcástico en su voz mientras reía falsamente.

—Es cortesía de Hogwarts.—contestó el castaño con el mismo sarcasmo, haciendo una pequeña reverencia.

El hombre azabache bufó, y paso por nuestro lado sin antes darme una última mirada, por lo que yo seguía encima del hombro del Albert— así tratando de mantener los ojos abiertos por las ganas de dormir que estaban consumiendome.

—Caes demasiado mal—murmuró Alice mientras negaba con la cabeza.

—Tu sarcasmo está muy deteriorado.— dije mientras abría mis ojos con mis manos.

—Mamá me hizo trabajar en mi empatía en las vacaciones.—chasqueo su lengua.

— Lo entiendo— le dió la razón Alice—mamá me ha hizo trabajar en modales, realmente que estresante.— ambos rodaron los ojos.

— Demasiadas cosas productivas—suspiré — yo solo me la pasé planeando mi futuro en las vacaciones.—abrí los ojos encontrandome con una Alice sacada de contexto.

MA PETITE | Tom Riddle Donde viven las historias. Descúbrelo ahora