08.

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Advertencia: Escenas explícitas, leer con discreción.

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𝓜. 𝓟

- Tienes que ser silenciosa- sentí una mano acariciar mi muslo.

Todo estaba en una perfecta oscuridad, solo sentía unas manos cálidas divagar por mi cuerpo a lo que me removí un poco sobre ellas.

- Quieta- un aliento acarició todo mi cuello.

Esa voz..

Era conocida.

- ¿Que planeas hacer conmigo?- murmuré ansiosa.

- Follarte- sentí que empezaban a desabotonar mi camisa de pijama-pero tengo una condición- una mano acarició levemente mi mejilla.

Con la mirada buscaba de quién provenía esa voz pero simplemente nada, todo negro.

-¿Cuál?- cuestione temblorosa.

- Ruega, amor, quiero que ruegues que te folle- me quitó por completo la camisa y sentí mis pechos al desnudo.

Solté un jadeo al sentir unos labios dejar besos por mis senos.

- No rogare- mordí mi labio inferior- a menos que me vea en la necesidad de hacerlo- cerré los ojos al sentir que llevaba uno de mis pezones a la boca.

- Créeme que lo harás, petite- su mano tomó firmemente mis caderas- pero nada de ruido, se silenciosa, mon amour- los besos empezaron a a bajar por mi abdomen.

Rápidamente abrí los ojos, un sueño.

Limpie todo el sudor que había en mi cara, parpadeaba tan exageradamente, mi respiración estaba completamente acelerada.

Aquellas manos divagando por todo mi cuerpo solo hacia que mis hormonas despertaran.

Esa voz, esa jodida voz, no recordaba donde la había escuchado.

Basta, necesitaba darme una ducha.

Luego de darme un baño me dirigí al desayuno, se suponía que antes de la cena Alice y Albert regresarían de la madriguera.

Así que nuevamente estaría sola hasta la noche.

Pero podía ir a la oficina del profesor Riddle..

No, no quería que aquellos pensamientos de besarlo sean despertados otra vez.

Decidí ir a la torre de astronomía después del desayuno para estar un rato viendo el cielo, algo que me causaba mucha paz.

MA PETITE | Tom Riddle Donde viven las historias. Descúbrelo ahora