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Cada parte de ella me estaba llevando a la locura. Su sonrisa, su actitud arrogante, sus pensamientos, su ego, todo. La manera en que su nariz se arrugaba cuando algo le disgustaba y apretaba los labios. Cuando rodaba los ojos por desagrado, y cuando se ponía nerviosa y comenzaba a morder su labio.

Ella. Ella tan dolorosamente perfecta.

Me dirigí a mi asiento para taparme la cara con las manos y suspirar frustrado.

La manera en que hablaba, tan educada pero con aquel acento tierno y sensual a la vez.
La edad, las circunstancias, la situación, todo eso se estaba robando mis pensamientos.

Pero ella era la que ocupaba todo mi ser.

Unos toques en la puerta me sacaron de mis pensamientos a lo que suspiré con cansancio.

— Adelante— hablé.

Veo a aquella rubia entrar con una ceja levantada y una sonrisa pícara en el rostro.

— Hola Tom— dice sensualmente y toma asiento.

Rodé los ojos ante su intento de coqueterío.
Ella desde que yo había llegado a Hogwarts— para ser profesor—se había estado insinuando a mi tal cual una gata en celo.

No me gustaba mucho usar sobrenombres denigrantes para mujeres pero ella causaba mi incomodidad.

Además mi atención había sido atacada por Camille, así que ya ese puesto estaba ocupado.

— Jessica— suspiré— ¿A qué me debo el castigo de tu visita?— entrelaze mis dedos por encima del escritorio.

— Que gracioso eres— sonrió mientras rodaba los ojos— . Venía para preguntarte si podíamos tener hoy una noche juntos, considéralo una cita—mordió su labio inferior—.Si quieres como amigos o si quieres como algo más— se inclinó por encima del escritorio mientras remojaba sus labios.

Curvé mis labios en una sonrisa burlona, ya que realmente me daba gracia que se esté arrastrando de esa manera, nunca he juzgado a una mujer por su vida sexual pero la manera de su insinuación era humillante.

— ¿Mhm?— la mire fulminante— profesora Jessica le pediría que se sentara bien, no tengo ningún interés en usted para ser sincero.— tome mis lentes— Así que le diría como buen amigo y colega que dejara sus insinuaciones, tal cual la anterior vez solo fue un beso subido de tono, nada más— rodé mi lengua dentro de mí mejilla— y no pienso repetirlo.

Ví que tenso su mandíbula y arrugó el entrecejo para luego levantarse.

— Es un idiota— contestó dulcemente mientras fingía una sonrisa— adiós.

MA PETITE | Tom Riddle Donde viven las historias. Descúbrelo ahora