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— Continúen— emití en un tono serio dirigiéndome a mi escritorio en el salón de clases.

Era lunes y me encontraba con alumnos de segundo año, completo estrés. Yo nunca había tenido paciencia con los niños, en especial con los malcriados y revoltosos, pero estaba en mi trabajo y tenía que soportar.

Al cabo de una media hora la clase con los alumnos de segundo año se dio por terminada. Suspiré con cansancio y deje mis lentes a un lado para recostarme en mi silla.

Mi cabeza dolía y la misma chica de cabello corto rodaba en ella una y otra vez.

Camille, Camille, Camille.

Ya iban a completarse dos semanas desde que ya no nos hablábamos, nuestras interacciones se habían limitado a solo vernos en clases y nada más.

Se puede escuchar ridículo, pero ella tenía algo especial, algo que me atraía, como un jodido iman.

No sabía si solo era un maldito deseo carnal que desaparecería después de poseerla o realmente ella me gustaba, lo segundo no era para nada probable, pero lo primero sonaba muy idiota.

Ella era tierna a su manera, y aquellos jadeos que desprendía aquel día que decidí besarla no desaparecían de mi mente.

Alejo esos pensamientos y mi concentro en el pergamino que marca con que alumnos tendré la siguiente clase.

7mo año: 11:30

Mierda.

— No voy a andar a la adivinanza con sus jodidos juegos— la voz de Camille se escuchó a lo lejos en el pasillo de afuera.

La vi entrar apresurada mientras que rodaba sus ojos, y Nott caminaba detrás de ella sin ánimos.

— Es complicado, no me gusta que estemos peleados, pero se comportó como una estupida niña inmadura— el castaño dejó su bolso en su mesa.

Camille lo miró con los labios apretados en una fina línea junto con el ceño fruncido.

Aún con esa cara de enojo se veía hermosa.

Trate de quitar mi mirada de ella y comportarme indiferente al igual que en todo el tiempo de lejanía que estábamos llevando, pero habían momentos donde solo la observaba en silencio.

Varios alumnos más entraron al aula y decidí colocarme mis lentes para dar comienzo a mi clase.

— Bien, buenos días estudiantes, espero que hayan tenido un buen fin de semana, espero que hayan estudiado para nuestro examen de hoy— apoyé mis manos en el escritorio y les di una mirada amplia a todos—. Y si no, pues esperen a ver su reprobación — tomé los pergaminos y comencé a caminar por los asientos mientras los repartía.

MA PETITE | Tom Riddle Donde viven las historias. Descúbrelo ahora