11.

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𝓜. 𝓟

Entré rápidamente a mi habitación que compartía con Alice, para luego ir corriendo a tirarme a mi cama.

¿Quería gritar? Claro que sí.

Me acababa de besar con el profesor Riddle. Con mi jodido profesor.

No lo podía creer, se había sentido tan exquisito, tan perfecto, sus labios danzando contra los míos y sus manos acariciando mis muslos.

Estaba metida en un maldito lío del que probablemente sería difícil salir, muy difícil.

Lo que acababa de pasar era tan prohibido en todos los aspectos, pero eso solo incrementaba el deseo y estaba increíblemente mal.

¿Camille en qué mierda te estás metiendo?

Se suponía que solo sentiría una atracción hacía el y listo, solo sería una fantasía muy lejana a ser cumplida, pero todo eso de desmoronó al sentir sus labios chocar con los míos.

Mierda, mierda, mierda.

Gracias a Merlin, Albert nos interrumpió, tal vez hubiera sucedido algo de lo que me arrepentiría hasta mi muerte ¿o no?

Obviamente era solo una muchacha jóven con toda una vida por delante, que todavía estaba por conocer los rumbos y caminos duros de ella, pero Tom estaba causando una pausa en mis planes.

Un jodido año tranquilo era lo que quería, pero el llegó y todo empezaba a dar un vuelco.

Tal vez me tenía que alejar para que aquella sensación desapareciera, pero eso sería tan inmaduro de mi parte. Pero para ser sincera en este punto tenía que hacerlo, un beso podía desencadenar tantas cosas, y sin ser menos importante, era conocido de mi padre.

Largue un suspiro para hundir mi cara en mi almohada.

Lamentablemente quería más, quería experimentar más de Tom, el había sido tan amable conmigo y tan atento, nunca había sentido tanta atención de un hombre mayor, y que el me la brindará hacía que me sienta especial.

Sus labios.

Sus suaves y carnosos labios.

En mi vida solo he tenido un novio y todo salió muy mal con el. Teníamos quince años, aquella etapa hormonal, así que ambos nos gustamos y empezamos a salir.

Con el di mi primer beso y no fue nada fuera de lo normal, solo un choque de labios y ya. Pero con Tom fue totalmente diferente, con el sentí lo que tanto leí en libros de romance y  erotismo.

Las mariposas en el estómago y aquel palpitar en mi centro.

Rodaba en mi cama frustrada por no encontrar ninguna solución a mi problema. Simplemente tenía que huir de la situación, ignorarlo y ya.

MA PETITE | Tom Riddle Donde viven las historias. Descúbrelo ahora