Afrodita x Shura Historias Cortas

Segunda Oportunidad

Una historia cortita porque ya extrañaba estos lares.

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Un sonoro bostezo salió de la garganta de Afrodita, provocado por la somnolencia que le causaba las altas temperaturas del verano griego. El sol resplandecía con todo su fulgor sobre el mediterráneo y unos árboles invitaban a tomar una siesta al cobijo de su sombra. Miró a su alrededor indolente, preguntándose que hacía de nuevo ahí. Había cumplido su misión ante el muro de los lamentos; había pagado sus crímenes en el monolito ¿Qué más deseaba su diosa de ellos? Dio una calada al cigarrillo que sostenía entre sus dedos y volvió a contemplar el horizonte sin emoción alguna.

La imagen de su amigo del cuarto templo se le vino a la mente cuando la diosa les dio aquella nueva oportunidad. Emoción ante una segunda oportunidad de vivir; esperanza de enmendar los errores cometidos en el pasado y la posibilidad de vivir en paz. Una densa capa de humo escapó de sus pulmones. Él no podía compartir esa misma emoción, hubiera preferido quedarse en el sueño eterno de la muerte, después de todo, tarde o temprano esta volvería a llegar. No había razón para estar agradecidos con su diosa. A no ser qué... 

La presencia de alguien interrumpió sus meditaciones. Había estado tan sumido en sus pensamientos que había bajado la guardia hasta el punto de no percatarse que alguien se acercaba. Se estaba comportando como Shaka, se burló de sí mismo antes de abrir sus ojos para toparse con la única persona que podía cambiar todo su panorama respecto a su segunda oportunidad de vivir.

—Shura —saludó en tono neutro.

—Afrodita —respondió el de Capricornio del mismo modo.

Ambos santos se quedaron observando por largos segundos que a Afrodita se le antojaron eternos, hubiése preferido no encontrarse con su compañero en lo que le quedase de vida. No es que no le agradara su presencia, todo lo contrario, pero no sabía como controlar la infinidad de emociones que le hacía sentir su sola presencia. Le asustaba en demasía y más porque el Capricornio era bastante parco de palabras, qué era de los pocos compañeros que no sabía leer.

Dio una larga calada a su cigarrillo y expulsó el humo con lentitud. Un silencio incómodo se instaló entre ambos qué Afrodita tuvo la necesidad de decir algo para romperlo, pero realmente no se le ocurría absolutamente nada, para su fortuna, Shura decidió hablar.

—Traje algunas viandas —señaló el pequeño canasto que llevaba en su mano derecha—, pensé que podíamos comer algo aquí —dijo tranquilamente. Afrodita sonrió.

—No tengo nada mejor que hacer, así que vamos —esta vez fue Shura el que sonrió.

Se sentaron bajo la sombra de un frondoso árbol. Mientras Afrodita veía a Shura acomodar las cosas que había llevado, pensó que quizá y solo quizá, podría haber una buena razón para no seguir cuestionándose sobre aquella segunda oportunidad.

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