Estar A Tu Lado

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Este fic fue escrito para el evento ¡Santos Apocalipsis!...y unas cuantas burradas más en el foro de saintseiyayaoi.net

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Afrodita parpadeaba incrédulo frente a lo que tenía—o más bien, no había—ante sus ojos. No le preocupó que el sol golpeara con toda su fuerza sobre su piel blanca, tampoco el calor que azotaba a esas horas de la tarde y por el que minutos antes se había estado quejando y, es que ahí, en una estación de combustible, en medio de una carretera casi desierta, el autobús en el que viajaba él y el resto de la orden ateniense, se había ido. 

No lo podía creer. Era verdad que no se llevaba bien con la mayoría de sus compañeros y que tampoco le caía en gracia la chiquilla a la que servía, pero nunca imaginó que le llegaran a abandonar a su suerte en la primera oportunidad que tuvieron. Ni siquiera sus supuestos amigos—o amigo, mejor dicho—, le había alertado de aquello.

—Sí no querían que los acompañara, le hubieran avisado a Shion—dijo en un susurro al aire.

Él había intentado quedarse en el Santuario, realmente aquel viaje no le entusiasmaba en lo más mínimo, pero el Gran Patriarca, ayudado por Death Mask, le había obligado a subirse al autobús ¿y todo para qué? Para que la abandonaran a su suerte. Resignado miraba la carretera, tenía que buscar la forma de llegar hasta el santuario, todas sus pertenencias se habían ido con sus compañeros. Él solo había bajado para ir al baño.

Resignado, pensaba la mejor manera de volver a Rodorio y de ahí, al Santuario, no podía usar su cosmos, Shion y Atenea se los tenían estrictamente prohibido a menos de que fuera absolutamente necesario —una nueva Guerra Santa, para ser precisos—, así que tenía que volver por sus propios medios. Sumido en sus pensamientos no se dio cuenta de que no estaba solo.

—Esto no se ve bien—dijo una voz a su espalda.

Afrodita, cerró los ojos y respiró profundo para no gritar por la sorpresa que le causó la inesperada aparición de Shura. Se giró para verlo.

—¿También te dejaron? —preguntó incrédulo. No se creía que Aioria no haya avisado que Shura faltaba.

—Eh... sí —dijo titubeante.

El tono de inseguridad hizo sospechar a Afrodita, que, sin embargo, no le dio importancia y se giró para caminar hacia la carretera como si estuviera solo. Shura le vio irse, suspiró resignado y se dispuso a seguir al sueco.

—Afrodita, espera. ¿A dónde vas?

—Al Santuario, por supuesto—respondió sin detenerse ni girar a ver al español.

—Pero tenemos la orden de ir con Atenea y...

—No sé sí lo has notado, Capricornio—Shura sintió el momento exacto en el que se rompió su corazón tras esas palabras—, pero no tengo mi mochila conmigo, y con ello, ni documentos, ni dinero, ni ninguna otra cosa, así que...—se encogió de hombros—, sí tú quieres ir con ellos, adelante.

Afrodita continuó avanzando y Shura sopesó sus opciones, para al fin ir tras el sueco que fingía que no estaba ahí. El español no entendía el porqué de la actitud de Afrodita hacía con él y supuso esa iba ser única oportunidad de hablar y entender el por qué lo había sacado de su vida casi no más volver a la vida tres meses atrás. No desistiría.

—Afrodita —lo llamó el español.

—¿Sí?

—¿Podemos hablar?

—Eso estamos haciendo —respondió lo obvio.

—Sabes a lo que me refiero, hace mucho que no hablamos, ¿estás enojado conmigo?

Afrodita x Shura Historias CortasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora