Disculpas

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Esta historia es una secuela de «14 de febrero», se me ocurrió luego de leer el homónimo de esa historia escrito por jessy88g en su libro «Antología de Leo y Cáncer: One shots e historias cortas amor yaoi» qué relata la perspectiva de Deathmask y Aioria y qué recomiendo ampliamente.

Es algo cortito qué espero les guste.

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Una mirada satisfecha se notó en los celestes ojos luego de terminar de colocar los alimentos en sus respectivos recipientes. Dio una rapida ojeada al reloj y notó que estaba a tiempo para llevar la cena. Sonrió para sí misma y tomó lo que había preparado y salió de su templo. Sin ninguna prisa, Afrodita bajaba por los templos mientras pensaba en las palabras de disculpa que debía de dar ya que no era la mejor reconociendo sus errores y debía escoger muy bien sus palabras. Hizo un mohín de disgusto al recordar a Shura insistiendo para que se disculpara con Aioria.

Deathmask les había contado que su pareja no se había alegrado mucho porque tuvieran qué cenar casi obligadamente en Piscis en una fecha como San Valentin; pasando por alto cualquier plan que ellos pudieran haber tenido y, aunque ella no le dio importancia ya que de cualquier modo habían estado juntos y ella había invitado a Aioria precisamente por eso, además de que al final todo había salido bien para Deathmask, había tenido a Shura dándole un sermón del por qué no estaba bien su actitud, logrando hacerla sentir lo suficientemente culpable como para sentir la necesidad de disculparse. Eso era lo que la había llevado hacia la parte norte del Santuario, donde en ese momento el de Leo hacía guardia.

—¿Afrodita? —llamó extrañado Aioria al verla llegar. Eso hizo que saliera de sus pensamientos.

—Aioria, buenas noches —saludó con una ligera sonrisa.

—Buenas noches. ¿Qué haces aquí? Shura está en el otro extremo —informó pensando que era al de Capricornio al qué buscaba. Afrodita rodó los ojos.

—Eso ya lo sé, no es a él a quién busco, por el momento —apuntó—, vine a verte a ti.

—¿A mí? —se señaló con el ceño fruncido.

—Sí, Deathmask no está y supe que haz estado fuera de Leo toda la tarde, supuse qué tenías hambre —dijo entregando uno de los recipientes qué había preparado.

—Oh, gracias —dijo tomándolo—, no era necesario que te molestaras.

—No es nada, es una costumbre que tengo desde hace mucho —se encogió de hombros restando importancia.

—Entonces, gracias por incluirme en tus costumbres —se rascó la barbilla—. ¿Puedo?

—Por favor —asintió viéndolo sentarse y empezar a comer. Se quedó un momento en silencio y Aioria levantó su vista hacia ella.

—Está delicioso —aprobó—. ¿Cómo aprendieron a cocinar tan bien?

Afrodita notó que preguntaba por ella y Deathmask. Se giró a verlo.

—Cuando tienes un maestro cuya finalidad es matarte, aprendes a valerte por ti mismo en todos los sentidos, afortunadamente el maestro de Shura se apiadó y decidió enseñarnos, el tiempo dio la experiencia —relató sin emoción en su voz.

—Ya veo.

Otro silencio se extendió entre ellos. Afrodita dio un largo suspiro y decidió que era momento de decir lo que tenía planeado. Con un largo suspiro se dio animos así misma.

—Aioria yo quería disculparme —esto hizo qué el Leo la mirara desconcertado—, por lo de San Valentin, quiero decir, estaba emocionada por la llegada de Shura, además, Deathmask es mi mejor amigo, estoy acostumbrada a que esté conmigo en todo momento, no pensé en ustedes, aunque él trató de explicarme, simplemente lo ignoré a ambos, de hecho —hizo una pequeña pausa—, lo siento. Supongo que debo hacerme a la idea de compartir a Dante.

—Yo... bueno, gracias —Aioria no sabía que decir, jamás pensó escuchar unas disculpas de Afrodita—, está bien, queda olvidado, solo porque la comida estaba deliciosa.

—Me alegra —sonrió de manera sincera—. Bueno, eso era todo, todavía tengo que ir con Shura —comenzó a avanzar luego, como si recordara algo volvió su vista—. Oh, casi lo olvido —lo miró de manera aguda—, Deathmask es mi mejor amigo, espero nunca ver ni una leve sombra de tristeza en él, no me detendré a investigar que fue lo que pasó —volvió a sonreírle, esta vez de una forma algo sombría. Sin esperar respuesta, se retiró.

Un campo de rosas rojas se extendió sobre la parte oeste del Santuario. Afrodita se sentó sobre una roca y miró las estrellas mientras esperaba. Unos cálidos brazos la envolvieron desde atrás y unos suaves labios se posaron sobre su cuello. Sonrió y echó su cabeza a un lado para dar más espacio; cerró sus ojos y sonrió mientras llevaba sus manos hacia la cabeza de Shura.

—Llegas tarde —reprochó sentándose a su lado.

—Fui con Aioria antes —informó mientras le daba un leve beso en los labios y un golpecito en la nariz.

—Me alegro —le quitó el recipiente de las manos, ella no se quejó —y gracias.

—No hay por qué, era lo correcto después de todo —se encogió de hombros. Shura la miró con suspicacia.

—¿Qué más le dijiste?

—Nada — se defendió—, solo que esperaba que Deathmask no fuera infeliz —restó importancia. Shura suspiró sabiendo que había hecho más que eso—. Se enfría la cena —cambió de tema.

—¿Te quedarás cuando termine? —preguntó de pronto—. No hay postre y hay que suplir tal falta con algo —una nota de picardia teñía su voz. Afrodita sonrió.

—Dioses, qué descuidada —respondió de forma dramática—, me quedaré a compensar mi falta.

Shura sabía cómo sacar provecho a la ventaja qué le daban las Rosas Diabólicas Reales y ella no estaba dispuesta a quejarse de ello.

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¡Gracias por leer!

Afrodita x Shura Historias CortasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora