Capítulo 25

4.1K 215 31
                                    

Narrador

―¿Quieres ir a dar un paseo por la plazoleta? ―le preguntó Jc a Dylan.

―Por supuesto―Dylan asintió y cerró tras su espalda la puerta de su casa.

Después de haber llegado de la policía, Troye se había ido de regreso a su casa, no sin antes dejar a Dylan en la suya. No habían pasado ni treinta minutos cuando Jc tocó la puerta de su hogar con nerviosismo.

Había estado hablando junto a su madre, la cual se dio cuenta de inmediato que a su hijo le gustaba Dylan. Ello no quería entrometerse, pero la reciente amistad entre Janeth -madre de Dylan- y ella, las había estado haciendo hablar cosas entre ellas.

Un día, le preguntó a Janeth acerca de Kian.

“Ese chico… ¿Kian? ¿Es novio de Dylan?” había preguntado con mucho tacto. Y se había dado que cuenta que para Janeth no era muy cómodo hablar de aquel muchacho.

“Lo eran” había dicho la mujer, cogiendo un paquete de fideos y los lanzó en el carrito del supermercado. “Pero ni siquiera Dylan sabe que son exactamente. Su relación, dese un comienzo, ha sido muy complicada.”

Ambas mujeres salieron del pasillo con sus respectivos carritos de compra y se encaminaron a otro pasillo.

“¿Por qué lo dices?” Preguntó con cautela.

“La verdad, no me gusta hablar sobre ese tema” comenzó a decir Janeth “Pero necesito la opinión de otra madre. Ya sabe, nunca he conversado de esto con alguien, y creo que necesito hacerlo.”

“Puedes confiar en mí” Agregó ella.

Cuando había cogido todo lo que necesitaba. Se giró a verla.

“La relación de Dylan con Kian siempre ha sido complicada. Se conocen hace más de tres años. Cuando recién comenzaron a salir, ya sabes, todo el noviazgo es color de rosa y corazones” hizo una mueca “pero después, todo se tornó desagradable entre ambos. Kian le prohibía que tuviera amigos. Se ponía celoso por cualquier cosa, y Dylan era la que pagaba las consecuencias. No sé cuántas veces he tenido que consolar a Dylan para que dejara de llorar. Verla mal me dolía” Soltó un suspiro, recordando cómo se ponía “Pero ella es tan testaruda…”

“Ella no es testaruda, Janeth. Es solo que Dylan está enamorada. Y veo que ese chico también la ama”

“Claro que no” había negado con la cabeza “Dylan puede que esté enamorada, pero Kian…, ese chico está obsesionado con ella. Y eso le hace daño a mi hija.”

“¿Discuten muy a menudo?”

“Cinco de cada siete días lo hacen” Janeth rió sin humor. “Nunca me ha dado buena espina que mu hija salga con él, pero yo no la puedo obligar a que lo deje. Nadie manda en su corazón…, lo único que espero, es que no sea demasiado tarde cuando ella se dé cuenta de las cosas, y descubra que Kian no es el chico para ella.”

 

Dylan y Jc caminaron en silencio, cada uno sumergido en sus pensamientos. La castaña iba pensando en todo lo sucedido hace unas horas con su mejor amiga, y que al cabo de dos días, llegaría Derek para investigar su caso. En cambio Jc, pensaba en cómo su mano rozaba levemente la de Dylan. La cercanía que tenían al ir caminado, hacía que sus manos chocaran con suavidad, creando un hormigueo en el brazo del muchacho.

Jc miró de reojo a Dylan. Luego, bajó la mirada hasta su mano, que chocó con la suya y se preguntó cómo se sería entrelazarlas. Dylan tenía la piel suave y pálida.

Jc la siguió estudiando con disimulo, a medida que iban avanzando por la avenida, acercándose cada vez más a la pequeña plaza. Analizó el rostro de la chica, tratando de guardar cada detalle en su memoria. Lo que a él más le gustaba, era su cuello. Algo realmente extraño, pero el cuello de Dylan era bonito. Así. Su piel era tan blanca que sus venas se veían. Algunos lunares estaba escondidos bajo sus cabellos. Sus pestañas eran largas y cada vez que pestañeaba, revoloteaban en el inicio de su mejilla.

―Eres muy bonita―lanzó Jc, sin pensar.

Dylan se detuvo de golpe, frunció el ceño y miró detenidamente a Jc. El muchacho se detuvo y miró a Dylan con un claro signo de interrogación en el rostro, viendo como las mejillas de ellas se iban tiñendo de un suave color rosado.

―¿Por qué nos detuvimos? ―cuestionó él.

―¿Qué me dijiste? ―respondió con otra pregunta. Quería volver a escucharlo.

―¿Yo? ―e apuntó a sí mismo. ―Yo no he dicho nada.

―Sí, has dicho algo.

―No lo recuerdo.

Jc ladeó la cabeza hacia un lado, haciendo que algunos mechones levemente rizados cayeran sobre su frente. Los apartó con un soplido, mirando fijamente a la castaña que se encontraba frente a él. De cerca, ella es mucho más hermosa. Jc pestañeó numerable veces, y desvió la mirada hasta el pavimento bajo sus pies. Odiaba ser tan tímido cuando una chica le gustaba, pero él era propenso a los accidentes, y estar cerca de la chica que le gustaba no ayudaba mucho. Lo convertía en alguien aun más torpe que lo normal.

―Has dicho que soy bonita―declaró Dylan, con una sonrisa en el rostro.

Jc subió la mirada, abriendo mucho sus ojos. Los ojos de la chica brillaban con diversión y sus mejillas aún tenían el leve rubor. La sangre fluyó rápidamente hasta el rostro de Jc, terminando en un rojo intenso. Infló tiernamente sus cachetes e hizo un mohín, un poco -mucho- avergonzado.

―Y-yo…, mhm y-yo de verd-erdad qu-e no…, no quise…―comenzó a balbucear sin sentido, maldiciéndose interiormente―. Lo siento…, huh, pero n…

―Gracias―ella soltó una carcajada al ver que el chico no era capaz de alzar las vista, ni siquiera era capaz de emitir una frase sin balbucear.

Con una sonrisa en los labios, Dylan se acercó al castaño. Posó su manos en su hombro y beso su mejilla. Jc alzo la vista, mirando con los ojos muy abiertos a la chica que sonreía tiernamente frente a él. Él sintió sus rodilla temblar. ¿Es que eso también les sucede a los chicos? Se cuestionó. Como pudo, relajó sus labios y le devolvió la sonrisa. Ella es.

 

+

Maldita sea, me imagino a un Jc tierno sin decir maldiciones y sin pervertir todo y es como, como ajhfdkasdjfa sERIA ALGO MUY BELLO

¡Hey! ¿Alguien se pasa por “Angel” de Jc y/o “Besar a un Ángel” de Larry (las dos son adaptaciones, so…)? Están en mi perfil, se los agradecería mucho mucho mucho mucho <3

Nos leemos luego ¡Bye!xx

mistakes; kian lawley (libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora