Capítulo 40

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Dylan's POV

Había tenido un día realmente agotador. Me lanzaron contra la pared, deserté en la enfermería, peleé con Kian, Troye y Derek me trajeron de regreso a casa, y cuando ellos se fueron se aseguraron de que no necesitaba nada, se fueron. Y cuando pensé que todo estaba en calma suena mi estúpido celular.

Y ahora estoy en un taxi, con dirección al cuartel de Bradley. Solo para sacar a Kian de ahí. Si soy sincera, me dieron unas ganas inmensas de quedarme en casa. Pero "Juntos por siempre, ¿recuerdas?" que mierda había hecho. Me odio por ser estúpida, débil y tonta.

Trato de alejarme de él, pero Kian solo tiene que chasquear los dedos y ahí voy, la idiota de Dylan. Y la vocecilla en mi cabeza me lo recuerda siempre. Sé que esa es una parte de mí, la parte lógica y madura que se da cuenta del verdadero significado de las cosas y me advierte que todo saldrá mal. Y así es, pero me niego a hacerle caso. Quizá por querer correr el riesgo y aprender de mis errores, o, por la simple, sencilla y estúpida razón de que soy una jodida masoquista que disfruta sufrir y llorar por un estúpido.

Me es inevitable no hacerlo. Lo amo. Y creo que una de las mejores cosas, es que me doy cuenta de que hago mal las cosas. Aunque eso no sirva de nada, pero algo es algo. Pero realmente lo amo. Es... Kian. Creo que si las personas se aman de verdad, deben aceptarse tal cual son, pero, ¿y si unas de las personas es agresiva y trataba como la mierda a la otra? ¿Así deben aceptarse? ¿Aunque la otra persona prácticamente te obligue a vivir a su lado? Estoy jodida.

Desde un principio supe cómo era la actitud de Kian. Desde que lo vi, me di cuenta que ese chico lo único que me traería serían problemas, pero no me importó. Porque supo cómo enamorarme. Se dio el tiempo de crear cosas románticas e innovadoras solo para mí. Siempre se las ingenió para sorprenderme, pero ahora me sorprende de muchas maneras diferentes.

(...)

Cuando entré en el cuartel policial, y mi mirada se encontró con la de Kian, pude darme cuenta cómo sus ojos brillaban. Él lanzó un suspiro de alivio y me sonrió levemente. No le pude regresar la sonrisa. No sentía claro lo que quería, pero aún estaba enfadada con él y que me haya llamado cerca de la media noche era una gota que amenazaba con derramar todo el vaso.

Después de pagar la fianza de Kian, ambos no nos encontrábamos de camino a mi casa, en completo silencio. Ni siquiera lo había invitado. Pero él es tan testarudo, que insistió en que luego de que lo hubiera ayudado, lo menos que podía hacer era acompañarme hasta casa, para saber que había llegado bien. Él era muy considerado.

Cuando llegamos, le tendí un billete al chofer del taxi y ambos bajamos. Caminé por el pequeño sendero y busqué las llaves. Cuando abrí la puerta, me giré hacia donde estaba Kian. Se encontraba a unos pocos pasos de distancia, mirándome fijamente, con sus manos escondidas en los bolsillos de sus jeans.

Me aclaré la garganta, El silencio era un poco incómodo, y aunque ya se me había quitado un poco el sueño, el clima estaba calando mis huesos.

―Buenas noches―le dije, con la voz ronca.

Me mordí el interior de mi mejilla y gire mi cuerpo. Cuando estaba a punto de entrar, la cálida mano de Kian tomó la mía, enviando corrientes eléctricas desde mi brazo hasta el resto de mi cuerpo. Giré el rostro sobre el hombro y lo miré.

Su rostro se veía aún más hermoso a la luz de los faroles. Sus ojos brillaban.

―¿Qué pasa?

―¿Podemos hablar?―preguntó él. Se veía vulnerable, y hasta avergonzado.

―Tengo mucho frío―le dije, ―además, ya es muy tarde.

―Hum, pero podemos pasar―propuso, apuntando a la casa. Alcé una ceja, de manera inquisitiva. ―Digo, si es que tú quieres dejarme pasar―me soltó la mano y se alborotó el cabello. Contuve las ganas de soltar una risita, él se verían tan malditamente adorable cuando se ponía nervioso.

mistakes; kian lawley (libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora