Capítulo 47

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Dylan's POV

Sin ni si quiera perder un segundo más, giré sobre mis talones y comencé a correr, esquivando los cuerpos de las personas que estorbaban mi paso. Algunos gruñían, otros se detenían y espetaban palabrotas, pero no estaba para detenerme y pedir disculpas.

Con la adrenalina corriendo por mi cuerpo, traté de sacar el móvil del bolsillo trasero de mis pantalones cortos. Solté una maldición, cuando el cárdigan enrome de Kian me dificultaba mi tarea. Giré mi rostro para ver su Sam seguía mis pasos. A unas cabezas más atrás, podía divisarlo. Cuando giré el rostro nuevamente hacia adelante, solté un grito al chocar con un par de personas.

―Lo... lo siento―me disculpé y seguí corriendo.

Cuando por fin pude sacar el móvil del bolsillo de mi pantalón, le di al marcador rápido y automáticamente la llamada se realizó al teléfono de Kian. Doblé en una esquina, escondiendo mi cuerpo agitado detrás de una gran carpa de color blanco. Mi pecho subía y bajaba y el aire apenas llegaba a mis pulmones.

―Coge el maldito teléfono, Kian―gruñí, mirando hacia todos lados.

Hey, soy Kian...

―¡Kian, maldición! ¡Sam está aquí y...!

... y su no te cojo el teléfono, es porque estoy ocupado o no quiero hacerlo. Si es tan importante lo que tienes que decir, vuelve a llamar más tarde.

Maldije un millón de veces a Kian. Siempre era lo mismo. Solté al aire de mis pulmones y asomé la cabeza por la esquina de la gran carpa, buscando a aquel chico al cual una vez llamé "amigo". Sam estaba a más o menos veinte metros de donde yo me encontraba. Su mirada seria, fría y enfermiza no dejaba escapar ningún lugar, buscándome.

Abracé con fuerza el león de peluche, y comencé a caminar, tratando de hacer el menos ruido posible. Los temblores en mi cuerpo producidos por la adrenalina y el miedo del momento, movían mi cuerpo y hacían que mis piernas se sintieran débiles con cada paso que daba. Volví a llamar a Kian, pero esta vez sonaba ocupado.

Decidí rodear la carpa para salir del otro extremo. Sé que sería una apuesta a la cual posiblemente Sam ganaría, pero debía volver al lugar en el cual Kian y yo nos encontraríamos. ¿Y si él me estaba esperando ahí ya?

Lancé una última mirada hacia atrás. Una sombra se venía asomando por la esquina contraria a la cual me encontraba. Sin pensarlo dos veces, ordené a mis piernas que comenzaran a moverse.

El león de peluche escondido en mi pecho, mi corazón bombeando sangre con rapidez y mis piernas sintiéndose cansadas, hacía que quisiera detenerme. Pero no podían. No debía.

Comencé a trotar con un poco más de lentitud, cuando la gente me rodeó de nuevo. Busqué con la mirada a Kian, escondiéndome a la vez de Sam. Ninguno de los dos daba señales de estar en el lugar.

Me acerqué a una chica de más o menos mi edad.

―Disculpa. ¿Puedo hacerte una pregunta?

Ella se giró a verme. Me inspeccionó de arriba abajo, con el ceño fruncido al darse cuenta de mi agitado estado.

―Uhm... claro.

―¿Sabes dónde está el estacionamiento? ―Sí Kian no volví a mí, yo tendría que ir hacia él.

―Uh..., sí, seguro―dijo ella, ya con una sonrisa. ―Tienes que seguir derecho, hasta el final del parque y doblar a la izquierda, y luego seguir derecho y listo. Llegarás al estacionamiento.

Vaya, eso se escuchaba bastante sencillo.

―Oh, muchas gracias―sonreí, abrazando más fuerte al peluche en mi pecho.

mistakes; kian lawley (libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora