Capítulo 17

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Dylan’s POV

Frunciendo el ceño. ¿Kian había recordado algo acerca de mí? Esa sí que no me la vi venir. Realmente no pensé que lo primero que recordaría sería algo de nuestro noviazgo.

―¿Sobre mí? ―asintió. ―¿Y qué es lo que has recordado?

―Son recuerdos…, recuerdos vagos―explicó. Lucía como si el efecto de la droga fuera quedando atrás. ―¿Recuerdas esta tarde, cuando traté de acercarme a ti? ―asentí. ―Bien, en ese momento recordé algo, a mi mente llegaron unas imágenes…

―¿Qué era? ―le presioné.

―Mhm―Kian hizo un gesto con sus manos. Apretó el puente de su nariz y sonrió de lado―, no estoy muy seguro de decírtelo, yo…, Dylan…

―¿Por qué? ¿Es algo obsceno? ―arqueé una ceja y él negó―. ¿Entonces? ¿Qué puede ser tan difícil de decirlo? Vamos, puedes decírmelo. Confía en mí y…

―¿Yo te golpeé alguna vez? ―me interrumpió.

Mi cuerpo se tensó. Kian me miró, como tratando de leer ms pensamientos. Kian recordó aquello que yo sólo quería olvidar.

Tragué el nudo que se había formado en i garganta y miré mis manos, mis dedos entrelazándose, nerviosa. No me sentía con el valor de recordar aquello. Me dolía en el fondo del pecho, y no quería recordar cada imagen de mi mente y llegar hasta esos momentos.

―Dylan…

―No quiero hablar sobre eso―susurré.

―Tenemos que hacerle frente a eso, ¿vale? ―se acercó a mí. Tomó mi mentón, e hizo que nuestras miradas se conectaran. ―Debes contármelo, Dylan. Necesito saberlo.

―¿Para qué? ―Maldición, ¿justo ahora tenía que empezar a temblar? Estúpidas lágrimas.

―Quiero saberlo, Dylan. Necesito saberlo.

―Eso ya no tiene importancia.

―Ugh―Kian alborotó su cabello―, eres tan malditamente terca, Dylan. Solo necesito saber si alguna vez te golpeé.

―¿Y para qué lo quieres saber? ―me puse de pie y caminé un poco, dejando como barrera la mesita de centro entre él y yo. ―¿Qué te lo confirme servirá de algo?

―Así que es verdad―Kian asintió, una sonrisa triste formándose en su rostro.

―En ningún momento te lo he confirmado.

―Lo acabas de hacer―alzó sus manos de manera obvia―. Ahora, quiero saber por qué lo hice.

―No lo sé―mentí.

―Sí, si lo sabes. Ahora ven y siéntate a mi lado―Kian le dio unas palmaditas al sofá―, mientras más te demores en hablar, más tarde te irás a dormir.

Bufé con irritación y asentí, haciéndole caso a él, sabía que él tenía derecho de saber lo que hizo el pasado, no se lo podía ocultar. Me senté a su lado y jugueteé con mis dedos nerviosa. No quería recordar las veces en las que Kian perdía la cordura y actuaba de manera impulsiva, me dolía recordarlo.

―La primera vez que lo hiciste, fue cuando llevábamos alrededor de cinco meses de ser novios. Ese día, Sam me había invitado a tomar un helado. Me resistí, pero él era tan malditamente insistente. Yo no quería aceptar, porque sabía cómo te pondrías tú, pero al fin de cuentas le dije que sí. Se día te mentí. Te dije que iba a visitar a unos primos. Realmente, no quería contarte nada de los planes entre Sam. Sin mencionar que cada vez que tú veías a Sam cerca de mí, le querías sacar los ojos.

» Lo que sucedió después, fue solo mierda. No sé cómo te enteraste, pero cuando salimos de la heladería, tú ya estabas afuera, esperándome. Literalmente, me arrastraste a casa, y ahí comenzó la discusión. Te traté de explicar que entre él y yo no había absolutamente nada, pero los celos te estaban consumiendo, y antes de que siquiera me diera cuenta, tenía un hematoma en la mejilla izquierda con la marca de tu mano.

Miré directamente a los ojos de Kian, sus iris habían vuelto a un color más claro. Unas pequeñas líneas de expresión se marcaban en su frente. Su semblante era de incredulidad. Quizá no lo creía.

―¿Hubo…?―carraspeó la garganta, y se removió incómodo en el sofá. ―¿Hubo una segunda voz? ―asentí―. Quiero saberla.

―¿Para qué? ―protesté. ―Esto te hará daño.

―Más daño me hará saber que tú no has querido contarme. Quiero saberlo de ti, Dylan―me persuadió, acariciando mi mejilla―, tú eres la indicada para decirme este tipo de cosas.

―Está bien―hice una mueca y asentí―. La segunda vez que ocurrió. Fue un poco antes de todo el accidente.

» Estábamos en el instituto. Y…, habíamos tenido una discusión sobre Trevor. Tú no querías que me juntara con él, pero él me agradaba en ese entonces –y ahora es mi mejor amigo- Tú me decías que no querías verme cerca de él, que me alejara y yo te contradecía, diciéndote que no lo haría. Te grité un par de cosas e incluso te dije que quería terminar contigo, y bueno, tú…, la mejor manera que encontraste para calmarme fue abofeteándome.

Guardé silencio, esperando que él dijera alguna palabra. Pero no dijo nada. Parpadeé un par de veces y lo miré.

Sus ojos estaban acuosos, mirando un punto fijo. Su respiración era lenta, entrecortada. Sabía que era un teme delicado, y le afectaba bastante, al igual que a mí.

―¿Siempre fui agresivo contigo? ―habló con voz ronca.

Negué―. Al inicio, eras realmente adorable. Pero antes de aceptar ser tu novia, yo ya sabía el historial que tenías. Pero aun así acepté estar a tu lado.

―¿Por qué? ―susurró, acariciando mis manos―. ¿Por qué aceptaste ser mi novia, sabiendo que yo no era la persona correcta?

―Porque me enamoré de ti―me encogí de hombros―. Tenía la “esperanza” ―hice comillas con los dedos― de que algún día cambiarías, pero…

―Pero nunca lo hice―me interrumpió. Asentí―No sabes cuánto lo siento, Dylan. Realmente. Por más estúpido que parezca, desearía volver el tiempo atrás y no haber hecho nada de eso. Tú no te lo merecías. Yo no te merezco.

―Hey―apoyé mi mano en su hombro―, por favor, no te menosprecie. Eres una gran persona Kian.

―¿Qué clase de buena persona golpea a su novia? ―Kian se puso de pie, y alboroto su cabello.

―Pero yo…, tú solamente actuaste por impulso, nunca lo quisiste hacer de verdad, Kian―susurré. Me puse de pie y caminé hacia él. Tomé su mano, pero él la alejó rápidamente. El sentimiento de culpa creciendo en mi interior―, quizá yo también tuve la culpa de eso.

―¡Por favor, Dylan! ―Kian bufó―. ¿Te das cuenta de la mierda que estás diciendo? ¡Tú no te merecías eso! No seas masoquista y no trates de justificar lo que yo provoqué.

Un tenso silencio nos rodeó. Traté de acercarme a él, pero le temía a su reacción. Claramente, Kian estaba enfadado consigo mismo, y no quería que reventara y tirara toda la mierda encima de mí.

―Creo que lo mejor será que me vaya―anunció, caminando hacia la puerta, sin siquiera girar a verme.

―Kian, no…

―Lo siento―me interrumpió. Me miró fijamente. Sus ojos estaban llenos de lágrimas contenidas―. Por todo.

Y se fue.

mistakes; kian lawley (libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora