Dylan’s POV
Me removí incómoda en el asiento del copiloto del auto de Connor. Viernes ya había llegado. Por lo que ambos nos dirigíamos a la fiesta de bienvenida de Edward. Troye no había podido venir con nosotros, pero él me había recordado -por quinta vez- que apartara a cualquier chico que se acercara a Connor más de lo debido.
Con Kian, no lo había visto desde el día en que estuvo en mi casa a la mitad de la noche. Tampoco lo vi en el instituto. Había desistido de llamarlo unas cuantas veces. Las llamadas telefónicas de manera anónima había cesado, lo que me dio la certeza de que él había sido el que había estado llamando.
―Relájate, chica―susurró Connor a mi lado. Me miró de reojo, para volver a posar su mirada en el camino―. Si no te conociera, pensaría que estás nerviosa de ver a mi primo.
―No es eso―suspiré―, ¿crees que a él no le moleste que vaya Trevor?
Yo misma le había dicho a Conor que Trevor iría conmigo a la fiesta, y él había aceptado. Connor y Trevor se llevaban bastante bien. Pero quizá esa amistad no se dé con Edward. A veces, su personalidad y forma de ser puede llegar a ser realmente borde y desagradable con las personas que no conocía.
―Claro que no―Connor giró a la derecha y nos detuvimos en la avenida de Edward―, además, apuesto a que él ni siquiera se dé cuenta de su presencia. Pero, te conozco muy bien, Dyl. Sé que hay algo más que está preocupando.
Estacionó el auto a unas cuadras antes de llegar a la casa de Edward. La música proveniente de la residencia Franta se colaba levemente entre los cristales del automóvil de Connor.
Asentí con la cabeza sin saber cómo explicar lo que me pasaba. Era una sensación extraña que me causaba escalofríos. Y no quería estar ahí. Quería ver a Edward, sí, pero tenía un mal sentimiento.
―Siento, como un…, un…―sacudí mi cabeza, sonriendo incrédula―. Sólo olvídalo, ¿vale?
Connor arqueó una ceja. ―¿Estás segura? ―asentí, con una sonrisa para tratar de convencerlo. Él me la devolvió y desabrochó su cinturón de seguridad ―Entonces, vamos.
La fiesta se encontraba en todo su apogeo. Muchas perdonas de nuestra edad se movían dentro dela casa de Edward. Algunos bailaban en el centro de la sala, otros conversaban y reía mientras fumaban, otro bebían alcohol, y los demás se concentraba en comerse a besos a sus parejas. Ew.
Connor y yo serpenteamos entre la multitud, esquivando loas cuerpos, hasta llegar a la barra, donde segundos atrás visualizamos a Edward.
El chico de ojos cafés oscuros nos vio, y sonriendo, se acercó a mí con sus brazos extendidos.
―¡Edward! ―chillé, saltando a abrazar por el cuello a mi amigo―. ¡Por Dios, Edward! ―besé su mejilla y tomé ambos lados de su rostro con mis manos mientras reía―. Has cambiado tanto.
―Dylan―él volvió a estrecharme entre sus brazos―, te extrañé tanto, muñeca. ¿Cómo has estado?
―De maravilla, ¿y tú? ―sonreí ampliamente.
A lo lejos pude ver a Trevor, abriéndose camino hasta nosotros. Cuando me vio, sonrió de manera dulce, y cuando llegó a nuestro lado, saludó a Connor con un amistoso abraso.
―Mira, Edward―tomé de la mano a Trevor y lo arrastré hasta mi lado―, él es mi amigo, Trevor. Trevor, este es Edward, el primo de Connor.
―Un placer conocerte―Trevor estrechó su mano con la del castaño.
―Igualmente―Edward sonrió.
―Espero que no te haya molestado el que lo invitara, ¿eh? ―espeté, soltando una pequeña risa.
―Por mí no hay problema, muñeca―Edward guiñó un ojo―, tú más que nadie sabe que tus amigos siempre serán bienvenido en mi casa.
―¿Quieres algo de beber?―gritó Trevor sobre la música. Asentí con la cabeza y Trevor sonrió, perdiéndose entre el mar de gente, acercándose más a la barra.
La noche pasó más tranquila de lo que me imaginé. Después de haber intercambiado unas pocas palabras con Edward, él se había ido a recibir a los demás invitados. Connor se encontraba hablando en la otra esquina, con un chico.
Pasaron los minutos y Trevor no aparecía, rodé los ojos y comencé a recorrer la sala, que era como la pista de baile. Esquivé algunos cuerpos y maldije un par de veces en silencio cuando alguien me pisaba los pies o me lanzaban empujones.
Divisé a Trevor hablado con Edward. Mi castaño amigo me saludó con la mano y Trevor me hizo una seña para que esperar donde estaba. Negué con la cabeza, para que no viniera. Quería salir a tomar un poco de aire. La temperatura en la casa de Edward subía cada vez más, y nunca fui una amante del olor a sudor de otras personas.
Cuando salí por la puerta trasera, directo al jardín, el frío aire coló hasta mis huesos. Abracé mi cuerpo por inercia, y le sonreí a algunas personas que estaban hablando animadamente entre algunos grupos. Saqué mi teléfono para ver la hora. Las tres de la madrugada. Estaba a punto de volver a guardar el móvil en el bolsillo de mi chaqueta, cuando éste vibró en mi mano.
Miré la pantalla que parpadeaba, una llamada entrante era lo que marcaba. Número desconocido. Desbloqueé el móvil y tapando un oído con mi mano, llevé el aparato hasta mi oreja para responder.
―¿Hola? ―alcé la voz para que la persona al otro lado de la línea me escuchara. Nadie respondió. Bufé molesta y cuando iba a colgar, una voz se escuchó por la otra línea.
―Hace mucho tiempo que no te veía, Dy.
―¿Quién habla? ―traté de apartarme un poco del ruido y apoyé mi espalda en un árbol.
―Déjame decirte―habló―, que esa chaqueta que llevas puesta se te ve jodidamente bien.
Un escalofrío me recorrió por completo.
―¿Quién habla? ―gruñí.
―¿Ya no me recuerdas? ―preguntó, con la voz burlesca.
―¿Debería hacerlo?
―Claro quesí. Si yo fui el que te dejó esa sexy cicatriz en el cuello.
Todos los vellos de mi cuerpo se erizaron, al entender de quién se trataba.
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mistakes; kian lawley (libro 2)
FanficDespués de salir del hospital, Kian ha intentado a toda costa recuperar la memoria, con ayuda de Dylan, la cual se ha convertido en una buena amiga. Las semanas comienzan a pasar, y el temperamento del castaño ha ido de mal en peor a causa de no rec...