mistakes; kian lawley (libro 2)

Capítulo 13

Dylan’s POV

Jc y yo caminamos en completo silencio las primeras dos cuadras. Mis manos sudaban y con cada paso que daba, sentía mis rodillas temblar. Haber ignorado a Kian no había sido la mejor decisión. Quiero decir, sabía que después de hacerlo, veía el cargo de consciencia, justo como esa sucediendo en este momento.

Me sentía mal por ignorarlo. Por él se lo merecía. Después de que se besuqueó con Andrea Russett, ¿quería explicarme? ¿Explicarme qué? Demonios, odiaba que aun después de perder la memoria, él aún quería verme la cara de idiota. Pero ya no lo haría más, dejaría de ser la Dylan tonta e ingenua de siempre.

―Entonces…, Kian y tu…―musitó Jc a mi lado, sacándome de mis pensamientos.

―¿Kian y yo, qué? ―lo miré, alzando una ceja. Realmente no tenía ganas de hablar sobre Kian.

―¿Han vuelto? ―volvió su vista al frente, jugando con la correa de su mochila.

―¿Qué te hace pensar eso? ―acomodé el bolso sobre mi pecho, rodeándolo con mis brazos.

―Pues, los vi hablando―se encogió de hombros―, y pensé que habían vuelto a ser pareja

―Nha―sacudí mi cabeza y resoplé un par de mechones que me bloqueaban la vista―. Él y yo no hemos vuelto. Y al parecer no lo haremos.

―¿Por qué?

―Él ya tiene novia.

―¿De verdad? ―asentí, sin querer darla importancia―, woah.

―Bueno, basta de hablar sobre él, ¿vale? ―le sonreí y él asintió, haciendo que su flequillo cayera sobre sus ojos. Adorable―. ¿Cómo ha sido tu día de clases?

―Tranquilo, sin nada interesante.

Y el silencio nos volvió a envolver.

Saqué el móvil del bolsillo de mi pantalón. Necesitaba hablar con Trevor. Rápidamente, tecleé un mensaje para él.

De: Dylan.

Para: Trevor.

“¿Vienes a mi casa en un rato más? xx.”

Su respuesta llegó rápidamente.

De: Trevor.

Para: Dylan.

“Estaré allí en una hora. Espérame. xx”

Llegaos a nuestras respectivas casas, y nos despedimos. Caminé por el pequeño sendero que daba hasta la puerta de entrada. Introduje la llave en la cerradura y abrí la puerta. Entré a la casa, cerrando la puerta, un silencio se esparcía por toda la casa.

Caminé a la cocina y dejé mi bolso en la encimera. Quité la pequeña notita que había dejado mamá pesada en el refrigerador y la leí: “Hoy me toca turno de noche en el hospital. Queda comida en el horno. Cuídate, mamá.”

Saqué un vaso del lavavajillas y lo llené de agua. Cuando acabé, lo enjuagué y lo dejé donde correspondía. Tomé el bolso de nuevo y volví a caminar con dirección a mi habitación.

Después de tomar una ducha, me vestí y y peiné. Bajé las escaleras y fui hasta la puerta. Trevor estaba sonriendo, sosteniendo una bolsa en su mano izquierda.

―Hola―saludó, mientras entraba y me besaba la mejilla.

―Hey. ―le dije.

―Traje un poco de helado. Supuse que me dirías algo importante. Así que, ¿Qué mejor que comer helado mientras pasas tus penas con tu mejor amigo? ―bromeó.

Reí y asentí con la cabeza. Fuimos hasta la cocina. Cogí un par de vasitos para el helado y dos cucharas. Se las tendí a Trevor y él las tomó.

―Iré a colocarme un suéter o algo. Hace un poco de frío―le dije.

―Vale―asintió.

Subí corriendo las escaleras y tomé el primer suéter que encontré. Cuando estaba a punto de salir de mi habitación. Mi móvil comenzó a sonar. Gruñí y me regresé hasta mi escritorio, rebuscando el teléfono. Cuando lo encontré, no pude evitar soltar un bufido. Kian.

Luché contra mis pensamientos de si debía contestarle o no. Sin darme cuente, ya tenía el m´vil pegado a mi oreja.

―¿Qué quieres?