Capítulo 34

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Narrador

La castaña cerró fuertemente los ojos, mientras que con manos temblorosas, acariciaba su cuello dolorido. Habían pasado cerca de quince minutos, pero ella aún no podía dejar de llorar. Su cuerpo temblaba por el miedo que le produjeron las palabras de Kian, y su corazón ahora estaba completamente roto. Kian nunca cambiaría, y lo mejor que ella podía hacer, era alejarse de una buena vez. Aunque él no quisiera, ella tendría que hacerlo.

El amor que una vez sintió por Kian iba desapareciendo poco a poco, remplazado por miedo y desagrado. Ahora estaba más que claro. Ya nada quedaba de aquel Kian que ella había llegado a amar, ahora solo quedaban recuerdos y Dylan sabía que una persona no podía vivir de vivencias pasadas.

Unos pasos se escucharon en las baldosas del pasillo vacío, pero ella no quiso levantar la vista y ver quién era. Bastante humillación había tenido ya, gracias a Kian, y no quería agrandar su malestar.

La persona que venía caminado hasta ella, detuvo su paso a unos centímetros del pequeño cuerpo de Dylan, flexionó sus piernas, quedando en cuclillas, y con brazos titubeantes, rodeó la figura de Dylan. Sin siquiera levantar la vista, Dylan escondió el rostro en el pecho del chico y siguió llorando, sintiendo como pequeñas convulsiones hacían su cuerpo mover. El olor embriagador de un perfume varonil inundó las fosas nasales de Dylan, dándole la oportunidad de percatarse de quién era la persona su lado.

―Tranquila―dijo él, sobando la espalda temblorosa de Dylan. ―Todo pasará, ya verás.

―No. ―Ella negó con la cabeza, sin despegar el rostro de su pecho. ―Esto nunca acabará si yo no lo termino. Tendría que haberlo hecho hace bastante tiempo ―comenzó a llorar de nuevo, sintiendo un nudo en la garganta―, pero no lo hice. Soy una completa estúpida, Jc. Nada me sale bien, y cuando creo que todo mejorará, Kian lo arruina todo.

Con mucho cuidado, Jc buscó el rostro de Dylan. Posó sus manos en su mejilla húmedas e hizo que alzara la vista. Su pecho se sintió oprimido cuando vio el rostro lleno de lágrimas. Sus ojos estaba rojos, y sus mejilla sonrojadas. Las lágrimas no dejaban se caer.

Con delicadeza, Jc pasó las yemas de sus dedos por las mejillas de Dylan para secar sus lágrimas. La muchacha no despego la vista del chico, sintiendo como una parte de su corazón se derretía por su actitud. Ese chico era tan lindo, que enternecía a la castaña.

―Gracias―dijo ella, con voz ronca por tanto llorar.

Lentamente, Dylan trató de ponerse de pie. Jc se paró rápidamente, y ayudó a la castaña a pararse, rodeando su pequeña figura con su brazo. Cuando ambos estuvieron de pie, Jc dejó caer su brazo y ella se arreglo un poco su cabello.

―No tienes nada de que agradecer―el castaño hizo una mueva y escondió ambas manos en los bolsillos de su chaqueta. Fijó la mirada en el cuello un poco expuesto de Dylan y se dio cuenta de las marcas rojas. ―Tienes...―el chico apuntó con su dedo índice el cuello de la muchacha.

Dylan cerró los ojos con fuerza, y agachando la mirada, asintió. Se llevó la mano derecha hasta su cuello y lo acarició. Un quejido de dolor se escapó de sus labios.

―¿Ha sido Kian? ―Cuestionó Jc, en susurros.

Dylan alzó la mirada, se mordió el labio inferior y asintió. ―S-sí... mhm..., ha sido él.

Jc junto sus labios, frunciéndolos. Pellizcó el puente de su nariz, y sin previo aviso, tomó a Dylan por el antebrazo izquierdo, haciendo que su cuerpo chocara contra el suyo. El chico serpenteó los brazos alrededor de la figura de Dylan, y ella se quedó inmóvil. Sus ojos se abrieron y la respiración se quedó atascada en su garganta por un momento cuando sintió la barbilla de Jc posarse sobre su hombro.

(...)

Tres semanas después.

Desde aquel incidente en el pasillo del instituto, Dylan y Jc se había convertido en personas inseparables. Cada mañana, el chico tocaba el timbre de la casa de Dylan y junto se iban caminando hasta la escuela hablando de cosas sin sentido.

Las cosas con Kian habían estado calmadas. Más de una vez el castaño se había intentado acercar a la muchacha, pero ella huía. Kian le había contado lo que había hecho a Ricky, pero rápidamente se arrepintió ya que su amigo le recriminó que lo que había hecho, había sido completamente estúpido. Se sentía un completo idiota. Había estado frecuentando con Andrea los fines de semana de los primero siete días transcurridos, pero al cabo de diez días, comenzó el rumor de que él y aquella morena estaban "oficialmente" saliendo. Kian no había confirmado nada, pero Andrea se las estaba arreglando para que todas las chicas del instituto creyeran aquella mentira. Incluso Dylan.

Con respecto a Sam, nadie lo había vuelto a ver desde aquel día en la fiesta de Edward, cosa que mantenía un poco más tranquila a Dylan. De todas maneras, Derek había enviado una patrulla policial que vigilaba la casa de Dylan las veinticuatro horas del día. El chico de ojos azules había descartado la idea de integrarse de manera encubierta en el instituto. Pero aun aquella idea, estaba en lista de espera.

(...)

Kian's POV

Han pasado bastantes días desde que no hablo con Dylan. Más de dos semanas, Tres, quizá. No he contado los días, La veces que la veo en el instituto, siempre anda con su séquito de amigos insoportables, y con el maricón de Jc. Intenté muchas veces hablar con ella, pero es tan jodidamente pesada. Huía de mí, como si fuera peligroso. Puras mierdas. Se supone que si ella me quiere, debe aguantarme ¿no? Pero no.

La muy perra prefiere alejarse y dejarme solo.

Las palabras que Ricky me había dicho, rondaban en mi mente cada vez que veía pasar a la castaña que amo frente a mí.

"Lo peor que pudiste hacer es usar la fuerza con ella. Kian. Si quieres que Dylan se mantenga s tu lado, tienes que ser un poco más tolerable con sus amigos. No puedes ir por la vida eligiendo a sus amistades. Ella ya es grande. Con tus actitudes, lo único que conseguirás es que ella se aleje de una vez por todas."

Por no moderar y mantener mis demonios internos, había perdido a Dylan. Tal vez para siempre.

+

¡Hey!

Lo siento mucho por haber tardado, solo que ya he empezado los exámenes, y, tengo el uso del teléfono y computadora limitado, algo de la vista xd (me quedo ciega, ahr) y no puedo leer mucho ni ver mucha tele y eso.

Espero poder seguir pronto, y siento la espera):

¡Bye!xx

mistakes; kian lawley (libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora