Jueves por la mañana, 8 am.
Narrador
Dylan se bajó en completo silencio del auto de su madre, y antes de comenzar a caminar hacia el instituto, le hizo un pequeño saludo a su madre en forma de despedida. Janeth sabía que algo le pasaba a su hija, pero no quería indagar en su privacidad, así que solo le tocó el claxon y emprendió su camino hasta su trabajo.
La castaña giró y miró las puertas de la escuela. No tenía nada de ánimos de entrar a clases, y menos a la primera hora, la cual compartía con Trevor. Y con Kian.
Después de que el castaño abandonó su casa, Dylan no pudo dormir en toda la tarde. Las amenazas de Kian ya la estaban cansando, pero, ¿qué podía hacer ella? El temperamento de Kian estaba empeorando bastante, y la chica era consciente de que si él no le ponía una mano encima, era porque aún le quedaba un poco de autocontrol, pero, ¿cuánto le duraría? Dylan había pensado seriamente en faltar al colegio, pero eso implicaría que su madre comenzaría con las preguntas, y Dylan lo menos que quería era hablar sobre eso y preocupar a Janeth.
Dylan abrazó su cuerpo con los brazos y comenzó a caminar hasta la puerta de entrada, siendo empujada por algunos cuerpos. Ingresó al instituto y caminó directo a su taquilla. Sacó los libros y cuadernos para sus primeras horas de clase. Cerró la puerta del casillero con cuidado y cuando se giró, pegó un grito ahogado al ver que Kian se encontraba frente a ella.
La mirada de chico estaba fija en sus ojos. Los labios de Kian formaron una sonrisa. Estaba sonriendo solo para molestarla -o para advertirle- que por nada del mundo se olvidara de su conversación anterior.
―Hola, Dylan―la saludó, con un beso en la comisura de sus labios. ―¿Cómo estás el día de hoy? Te ves cansada. ―Kian pasó un mechón de su cabello tras su oreja y acarició su mentón, bajando hasta el cuello y llegando hasta la clavícula para luego volver a subir―Parece que no hubieras dormido en toda la noche. ¿Estuviste pensando en nuestra conversación?
Dylan abrió la boca para decir algo, pero inmediatamente la cerró. Tenía pensado gritarle un par de cosas y quizá mandarle un puñetazo en la quijada para quitarle esa estúpida sonrisa del rostro, pero se arrepintió. Frunció los labios. Bajó la mirada y negó con la cabeza.
―Estoy bien―espetó después de unos segundos, tratando de normalizar los latidos de su corazón. ―No tienes de qué preocuparte.
―Genial. ―Kian se apartó de golpe, y por fin, ella pudo respirar con un poco de normalidad.
Dylan abrazó los libros contra su pecho con fuerza, tratando de que estos crearan una especia de barrera entre ella y Kian.
El castaño tendió la mano y ella la miró. Frunció el ceño y alzó la mirada confundida hasta los ojos de Kian. El ojimarrón apuntó con su cabeza, pata que ella la cogiera.
―Vamos a clase―demandó.
Kian soltó un pequeño bufido y tomó la mano de Dylan para comenzar a caminar por el pasillo que se encontraba un poco vacío. Aún faltaba un poco más de quince minutos, para que la campana sonara y diera inicio al día.
Forcejeando un poco, Dylan llamó la atención del castaño. Estaba confundida por su actitud, pero aun así, no iría a ningún lugar con él.
―Yo no quiero ir contigo, Kian―regañó la chica, moviendo su mano tratando de soltar el agarre de su mano.
―Tú entrarás conmigo, Dylan...―susurró el chico, acercando su rostro hasta su oído. ―Si no quieres que cometa una locura aquí mismo, entrarás conmigo.
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mistakes; kian lawley (libro 2)
FanficDespués de salir del hospital, Kian ha intentado a toda costa recuperar la memoria, con ayuda de Dylan, la cual se ha convertido en una buena amiga. Las semanas comienzan a pasar, y el temperamento del castaño ha ido de mal en peor a causa de no rec...