25 |Somos fuego|

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Blake

- ¿Qué quieres hacer el día de hoy?- dice Bastian tras el teléfono.

- No sé, tal vez sólo ir a comer a tu casa y ya.- me apresuro a terminar de revisar mis trabajos.

- Me agrada el plan, pasaré por ti en la tarde.

- Bien.

- Me tengo que ir, nos vemos luego Blake, te amo.

- Yo también.

Cuelga la llamada y dejo el celular sobre el escritorio y me apresuro a acabar con mi trabajo.

Desde que Bianca me había dicho la diferencia entre amar y querer, me puse a pensar en lo que debía de hacer.

¿Debo de ir tras Alexander?

En la cena él fue acompañado de una mujer, aún me enoja ese recuerdo la verdad.

¿De dónde la conoció?

¿Tan rápido se olvido de mí?

¿Por qué me afecta todo lo que haga o no haga?

Dejo esos pensamientos atrás y me concentro en terminar mi trabajo, el día de hoy no tengo clases de patinaje, les di el día libre para que descansaran.

Así que decidí quedarme en casa, terminar mis trabajos pendientes y dormir un poco.


❤️‍🔥❤️‍🔥❤️‍🔥


- Hola amor.- me da un beso en los labios Bastian.

- Hola.- sonrío.- ¿Cómo te fue en el trabajo?

- Estaba más pesado que otras veces.- suspira mientras entra a mi casa.

- Se nota.

- Sí, pero no hay nada que me quite mi cansancio mas que tú.- se acerca a mí, me toma de la cintura y me pega a su cuerpo.

Junta nuestros labios en un beso lento, su gusto no me disgusta y su boca se mueve bien.

Pero no siento nada, ni una chispa, ni un destello, ni ese cosquilleo que se experimenta en el estómago cuando besas a alguien que te vuelve loca.

No siento nada más que nuestras bocas moverse.

- ¿Vamos a cenar?- se separa de mí un poco.

- Sí, muero de hambre.

- Bien, vámonos.

Juntos salimos de la casa y nos encaminamos a la suya, el trayecto es agradable y silencioso.

Él esta concentrado en el camino y yo en ver la ventana, levanto la vista un poco y me percato de que probablemente llueva.

- ¿Crees que llueva?- le pregunto.

- Tal vez, el cielo ha estado así desde la tarde.

- Rayos, deje la ropa afuera.- se ríe de mi chiste.

- Esperemos que no llueva entones.- pone una mano en mi muslo mientras me sonríe fugazmente.

Después de un rato en carretera, por fin llegamos a su casa.

Nos bajamos y nos adentramos a ella, como siempre, su hogar desprende un calor que me gusta.

- Preparare la cena, tú ponte cómoda.

- Bien.

Desaparece por la cocina y yo me siento en el sofá, me quito los zapatos y enciendo la televisión, busco canales que me llamen la atención, pero no encuentro uno.

Bajo las estrellas       Donde viven las historias. Descúbrelo ahora