31 |Alegrías|

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Alexander

- ¿Qué corbata uso, esta o esta?- las muestro.

- Yo veo el mismo color.- dice Vanya mientras come uvas.

- Claro que no niña, uno es marino y otro oscuro.

- ¿Cuál es la diferencia? Se ven igual.- lo mira mal.

- No, uno es más fuerte que el otro.

- Mierda, claro que no.

- ¡Ey! Sin malas palabras.- la regaño.

- Perdón.

- Una negra, combina mejor.- habla Ryan mientras llega al cuarto.

- Gracias.

- Que bueno que estas aquí.- dice Jasper mientras corre hacia él.- Esa niña es un horror, nunca esta de acuerdo conmigo y siempre me lleva la contraria.

- Hola Vanya.- la saluda.

- Hola Ryan.- sonríe.

- ¿No le dirás nada?

- ¿A ella? Por supuesto que no, es un amor.- sonríe y camina hasta sentarse cerca de la ventana.

- Listo, ya tengo el traje, ¿me lo pongo ahora?- hablo.

- No, quiero llevarlos a un lugar.- habla Oliver entrando al lugar.

- Hola.- decimos todos.

- Hola.- el hombre lleva una playera negra desgastada, pantalones holgados y su cabello corto.

- ¿A dónde nos quieres llevar?

- Ya verán.- sonríe.

- Me apunto.- dice Jasper.

- Ya que, yo también.- hablo.

- Bueno.- informa el rubio.

- ¿Puedo ir?- pregunta Vanya.

- Lo siento linda, pero sólo iremos adultos.

- ¿Qué harán?- entrecierra los ojos.

- Nada malo.

- Bueno, más les vale.- nos señala.

- No asustas a nadie, eres igual de pequeña que Blake.- me rio.

- Sí, pero esa pequeña te tiene bien dominado.- sonríe con arrogancia y se va.

- ¡Esto lo pagaras!- grito.

- Te callo una niña de diecisiete años.- se ríen de mí.

- Cállense imbéciles.- los miro mal.

- Bueno bueno, mejor vayan por Blake y Kara para irnos, los espero en la camioneta en cinco minutos.

- Bien.

Salgo de la habitación y camino hacia mi antiguo cuarto.
Mi padre aún tiene la casa de California y nos la presto para alojarnos aquí.

- Hola.- entro.

- Ey.- dice mientras se coloca unos tenis.

- Oliver dijo que nos llevaría a un lugar.

- ¿Qué?

- Sí.

- Pero en tres horas nos casaremos, debo de prepararme.

- Vamos, estoy seguro de que no tomara más de una hora.

- Pero.- la corto.

- Vamos chimuelo, te prometo que llegaremos a tiempo.- le extiendo mi mano.

Bajo las estrellas       Donde viven las historias. Descúbrelo ahora