24 |Querer y amar|

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Blake

- No me gusta la piña.- dice Adrien mientras comemos.

- ¿Por qué no? Es lo más rico.- contesta Bianca.

- No, además de que después la lengua se siente rara.- hace una mueca de desagrado.

- No puedo creerlo, eres más raro que otra veces.

- Sí, ahora cállate.

- ¿A ti si te gusta la piña Blake?

- Sí, sabe rica.

- Ves, eres la oveja negra.

- Me agrada ese apodo.- me rio.

- Verdad, de ahora en adelante te diremos así.- juntas nos reímos.

- No puedo creerlo. Maduren.- se pone de pie y toma sus cosas.

- ¡Vamos Adrien, no te enojes!- le grito.

- No estoy enojado por lo que digan unas niñas, sino que tengan clase.

- Mierda, yo también.

- Ya ven, sin su oveja negra no serían nada.

- Ay, tampoco te creas tanto.- le reclama la chica.

- Ash.- pone los ojos en blanco para después irse.

- ¿Quieres hacer algo más tarde chica?- me pregunta mi amiga mientras se pone de pie.

- ¿Cómo qué?

- No lo sé, ir solamente a tu casa, ver películas y engordar.- me sonríe.

- Me parece un buen plan.- le devuelvo el gesto.

- Genial, nos vemos en la tarde.

Juntas nos dirigimos a nuestros salones para dar clases y terminar con nuestro turno.


❤️‍🔥❤️‍🔥❤️‍🔥


- Así que irán sin mí.- dice Adrien.

- Sí, es tarde de chicas.- contesta Bianca.

- Bien, ni quería ir.

- Si quieres ven, por mí no hay problema.- digo mientras guardo mis cosas en la parte trasera de mi auto.

- No, tengo que ir a ver a mi madre.- me sonríe.

- ¿Seguro?

- Sí, ustedes vayan, deben de descansar un momento de mí.

- Tienes razón, vámonos de una vez.- dice la pelirroja.

- Bueno, con cuidado Adrien, nos vemos después.

- Sí, ustedes también vayan con cuidado.

Nos despedimos de él y después mi amiga y yo nos dirigimos a mi casa para comer, platicar y hacer los trabajos pendientes que tenemos para esta semana.

- Pon una canción.

- Ponla, ahí esta mi teléfono.- contesto.

Busca la música adecuada y después de un rato pone una.

Es la misma que había puesto el día en el que Alexander y yo fuimos a Boston.

Ya habían pasado dos semanas desde que tuvimos nuestro encuentro en el restaurante, sigo sintiéndome bastante mal por engañar a Bastian.

Él no se merece que lo trate así, como si no me importara nuestra relación, es tan bueno conmigo que a veces pienso que no somos el uno para el otro.

Sí, es lindo, amable, me trata como si fuera una princesa, es atento, cariñoso y me consiente lo más que puede.

Cada tarde que paso con él es hermosa, me encanta como habla y como a pesar de estar cansado me pone atención y me dedica el resto de su energía.

Pero... a veces pensaba en Alexander, en como nos conocimos, en los momentos que habíamos pasado y las miles de aventuras que vivimos.

Como la vez que me ayudo a lograr ese salto que tanto me costaba, o esa vez que me llevo a un autocine y me dedico la película de Cómo entrenar a tu dragón, o la vez que me llevo a San Francisco y nos divertimos en la lancha.

Hay tantos recuerdo que siempre atesorare toda la vida.

- Llegamos.- digo después de un tiempo en carretera.

Las dos nos bajamos, nos adentramos a mi casa y preparamos la comida, sólo una sopa de verduras.

Hoy no tenemos muchas ganas de hacer algo elaborado, y tampoco los ingredientes.

- ¿Quieres ver una película?- pregunto.

- Sí, iré a ponerla.

Se va de la cocina y me deja con la comida, espero a que este lista y me apresuro a servirla en dos plato hondos.

Camino hasta que estoy a su lado en el sofá comiendo sopa y viendo una película de amor.

- Bianca.

- ¿Sí?

- Amm...- dudo en decirle lo que me carcome.

- ¿Qué pasa?- me mira con el ceño fruncido mientras se limpia la manos.

- Nada.- aparto la vista.

- Vamos, dime.

- ¿Alguna vez has estado con alguien que te ama de verdad, pero tú no?

- Se más especifica por favor.

- Sí, ¿nunca has pensado que aveces estamos con las personas incorrectas, que creemos amarlas pero al final de cuentas a la única que de verdad amaremos es a la que nos marco de por vida el corazón?

- Sí, a veces. ¿Por qué la pregunta?

- Bueno, desde que llegó Alexander he estado negando mis sentimientos y los he enterrado en lo más profundo de mí.

- Ya sé a lo que te refieres.

- ¿Sí?

- Sí, estas con Bastian, sin embargo no lo amas.

- No dije que no lo amara.

- Y no hace falta, porque se nota, tal vez lo quieres, pero no lo amas, porque la diferencia entre querer y amar es muy grande.

- ¿Y cuál es?- frunzo el ceño.

- Cuando quieres a una persona te divierte estar con ella a su lado, te agrada su compañía y no te molesta su personalidad ni nada por el estilo, tal vez la cambiarías o tal vez no, pero así la quieres y la aceptas. Pero cuando amas a alguien es diferente, porque quieres perderte en ella, quieres saber qué hizo en su día, qué comió, cómo le fue en le trabajo, si está bien o no, quieres descubrir sus miedos y sus metas, porque la amas, amas cada parte de ella y adoras su forma de ser, su personalidad, su mal genio, sus sonrisas, literalmente todo. Eso es el amor Blake, es amar hasta que no te queda nada más que dar. Ahora dime, ¿amas a Bastian, te ves con él en un futuro y lo más importante; te ves feliz?

Me quedo callada, pensado en su pregunta.

- No.

- ¿Amas a Alexander, quieres estar con él el resto de tu vida y te ves feliz a su lado?

¿Me veo con él en un futuro?

Sí, nos he visto en un tiempo lejano juntos, viviendo en una casa en California cera del mar o en Colorado también, teniendo a Oreo como parte de la familia.

- Sí.

- Ahí esta tu respuesta, tú no amas a Bastian, pero sí a Alexander, y eso está bien, está bien no amar a alguien que si lo hace, no estamos obligados a corresponder un amor que no queremos.

- ¿Qué debo de hacer?

- Eso no te lo diré porque tú debes de darte cuenta de lo que realmente sientes, y cuando te enteres, ya será tu decisión si haces algo al respecto o no.

Bajo las estrellas       Donde viven las historias. Descúbrelo ahora