Capítulo 43.

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Bien, he conseguido escribir el capítulo en un solo día ya que el fin de semana no escribí nada porque estuve recordando que escribí en el capítulo que se quedó en mi ordenador roto. 

Muchísimas gracias por felicitarme y les estoy muy agradecida por eso. Ahora sí podré centrarme en esta historia y les voy a dar una grandísima noticia la cual sé que les va a alegrar. Este será el ultimo capítulo en el que haya sufrimiento pues de aquí en adelante todo irá a mejor y será muy bonito. También decirles que no creo que quede mucho para terminar esta historia, solo no sé cuantos capítulos sean pero no serán demasiados, o por lo menos eso creo. Eso sí, la historia no quedará ahí. No sé si lo dije o solo lo mencioné en un comentario de esta historia pero voy a hacer uno capítulo a parte y el cual será único en el cual Takemichi se quede con Baji, se lo prometí a alguien pero no recuerdo a quien fue, aun así lo prometido en deuda y no me he olvidado. Como digo el capítulo de TakeBaji no tendrá nada que ver como esta historia. Dicho esto les dejo con le capítulo. 

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Mikey estaba de lo más impaciente. Su prioridad era que pudiera ver a Takemichi pero no sería tan fácil y mucho menos si se había vuelto a descontrolar. Eso ocurrió en su último encuentro. Hanma le ayudó a colarse en la habitación de Takemichi.

"Takemichi en cuanto cumplió los 18 se marchó de casa de su madre sin decir nada. Nunca se puso en contacto con ella. Desde que dejó entrar la oscuridad dentro de ella su relación con Haruko fue de mal en peor.

Takemichi en tan solo un año consiguió que Kokonoi se uniera a ellos lo cual causó que los BD ganase una gran cantidad de dinero. También consiguió reclutar a South junto con algunos miembros de Rokuhara. Todo iba muy bien para ella, ya que había conseguido a todos los chicos de la generación de la brutalidad.

- El cargamento está por llegar – avisa Hanma -. ¿A quién mandarás por él?

- Que se encarguen los Haitani – dice Takemichi sentada tras su enorme escritorio -. ¿Qué se sabe sobre ToMan?

- Bueno, han estado metiéndose en alguno de nuestros trabajos – comenta el de los tatuajes en las manos -. Pero no es nada grave.

Takemichi se queda pensativa y coge el abrecartas para pasar su dedo por el fino. Hacía unos meses se enteró que la ToMan había vuelto y que había crecido bastante, pero eso no era lo que le molestaba. Habían intentado acercarse a ella, más concretamente Mikey, Baji y Draken. Eso era un problema para ella.

Con eso la chica se levantó y empezó a caminar para salir de su despacho. El sonido de sus pasos resonaba por la habitación gracias a los tacones que traía puestos.

- Hanma, necesito aliviar un poco la tensión – dice la chica pasando junto a él -. ¿Te encargas de llamar tú?

Hanma solo asiente y se marcha. El de los tatuajes en las manos le empezaba a gustar la forma en la que estaba actuando Takemichi, pues le parecía de lo más interesante. Era un placer ver lo sádica que era. Hace tan solo dos días la mujer se encargó de darle una paliza a uno de sus hombres. El chico era nuevo y se le ocurrió elogiar el magnífico cuerpo de la azabache. Los Haitani estuvieron a punto de matar a ese tipo, pero Takemichi los detuvo y ella misma se encargó de darle su merecido. Fue tan gratificante... Pero también habían momentos en los que Takemichi se pasaba de la raya, y daba miedo verla. Lo peor era que no había forma de detenerla. Un día estuvo a punto de matar a Mocchi porque este se topó con algunos miembros de ToMan. Nada más oír el nombre de ToMan Takemichi cogió un arma y le disparó a Mocchi en ambas piernas. Pero lo peor fue el día que la chica se descontroló. Fue cuando cumplió los 18 y la chica se marchó de casa. Un hombre la buscó e hizo que volviera con su madre. Ese hombre acabó muerto a causa de un traumatismo. Takemichi golpeó repetidamente la cabeza de ese hombre con una piedra hasta matarlo. Hanma sabía quién era ese hombre, pues lo había enviado Haiden. Takemichi Hanagaki a la edad de 18 mató a un miembro de la Yakuza con sus propias manos. Después de eso a la chica le resultaba muy fácil tener que matar sin importarle que se manchase las manos.

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