Capítulo •2

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Andrea
《Hija》

Fantástico... otro día que despierto y debo ver a mi padre sufrir. Quedarse viendo a la nada, pensando en mi madre, ver como sostiene su arma con las manos temblorosas, como mantiene una sonrisa cuando tiene ganas de tirarse a llorar todo el día.

Ver sus ojos azules buscar una imagen en la puerta, escuchar su voz tranquila pero que me causa desesperación, necesito saber que puedo hacer para regresarle la luz y el brillo que alguna vez tuvo.

Un huracán, eso parecía mi madre.

Un huracán que donde sea que pase, deja su marca.

La misma marca que veo en toda la familia: mis abuelos, mi tía Samy, el tío Raphael, la tía Victoria.

Esa marca que me gustaría llevar, sería tan feliz si solo pudiera conocer su voz, o sentir su mano rozar con la mía, su mirada puesta en mi, aunque sea por un micro segundo.

- Andrea.- Llamó la profesora.

Sin darme cuenta ya estaba en clases, con la profesora Chambers, castellano.

- ¿Si?- Respondí.

- Presta atención, o tendré que mandarte con el director.

Asentí fastidiada, no quería estar en clases, quería estar con mamá, en el cementerio.

Necesito a mi madre, sentirla a mi lado, escucharla llamarme, escuchar como me habla, no unas estúpidas cartas que recibo en mis cumpleaños.

- ¿Amor?- Llamó Alex, tocando mi muslo.

- ¿Qué pasa?- Respondí.

- ¿Todo bien, nena?

No respondí, solo observé sus ojos miel, sin pensar en nada.

- Andrea, te hice una pregunta.- Recordó Alex.

- Si, estoy bien.

- Presta atención, esto va a entrar en el examen de la próxima semana.

- Siempre paso, no te preocupes.

Suspiró y se giró hacia él pizarrón.

Vi la hora en mi celular y se marcaba casi el medio día, solo quedaba una hora para salir a recreo.

Miré a la profesora Chambers, quien estaba atenta anotando algo en el pizarrón.

- ¿Puedo ir al baño?- Pregunté levantando la mano.

La profesora me miró y asintió, volviendo al pizarrón.

Me puse de pie y avancé unos pasos antes de perder la conciencia y sentir un golpe en el brazo.

****

- Señor, llegamos.- Escuché la voz de un escolta de papá.

- Preparen su habitación y llamen al medico para que la examine.- Dijo papá.

Me removí en sus brazos y sentí sus piernas ayudar a levantarme.

- ¿Qué pasó?- Pregunté adormilada.

- Eso iba a preguntar, Andrea. ¿Qué te pasa? Estuve hablando con el director y dijo que los maestros y la cocina te ven botar la comida o correr al baño.

- No es cierto, papá. Sabes que si he comido.

- No seas mentirosa, estas provocandote el vomito otra vez, ¿Cierto?

No respondí. Me senté y froté mis ojos con mis manos.

- Te he hablado, Andrea.- Siguió papá.

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