El Reencuentro

Capítulo •7

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André/Samuel

Los días pasaron, Andrea cada día se notaba más nerviosa, se veía centrada en un tema, del cual yo desconocía.

La ignoré queriendo saber si ella se acercaba a mi por voluntad propia, pero no lo hacía, me estaba evitando a toda costa.

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Entré a la cocina por un vaso de agua para tomarme una pastilla para el dolor de cabeza y al salir me encontré a Andrea saliendo al patio con su arma en mano.

Una alerta en mi se presentó y saqué mi arma para seguirla, por si necesitaba ayuda con algo.

Me sorprendí al escuchar el primer disparo y cuando logré verla, estaba probando el muñeco de tiro.

La vi disparar sin detenerse, vaciando el cartucho, recargó el arma, luego la tiró al suelo y comenzó a golpear el otro muñeco que teníamos como saco de boxeo.

¿Qué la tenía tan desesperada?

Nunca la había visto tan insistente por destrozar algo.

Me acerqué con rapidez al verla sacar un cuchillo y hacerle cortes al muñeco, como si fuera su peor enemigo.

-Hey, hey.- Rodee sus brazos con los míos, apretandola contra mi - Cálmate, es un muñeco. Andrea, detente.- Comenzó a patear el muñeco con fuerza, al no tener disponibles sus brazos - ¡Detente, carajo!

Tuve que alejarla hacia la mesa y tratar de sentarla en una de las sillas para que me viera.

- ¿Qué carajos te pasa? Estabas queriendo matar algo que no estaba vivo.- Le dije tomando su rostro.

- Yo... no es nada.- Dijo retrayendose.

- No quieras mentirme, ¿Que te está pasando últimamente?

- No es nada, Samuel.- Repitió poniendose de pie y acercándose a su arma.

- Estas mintiendo, te conozco. Habla ya.

- Te he dicho que nada. Y si no me quieres creer, es muy tu problema.

- Todo lo que a ti te preocupe debe preocuparme a mi.

- No quieras hacerte ver como si yo te importara.- Negó con pesadez.

- No, no es por ti.- Aclaré - Es por mi hija, porque si algo te preocupa puede ser por ella y tengo derecho a saberlo.

- Samuel, mi vida no gira alrededor de ti o de mi hija. Tengo vida propia, por si se te olvida, estoy comprometida con Vicente.

- Oh, creo que se te olvida algo. Estas casada conmigo, y mientras yo no quiera darte el divorcio, no puedes casarte.- Me burlé.

- Hay una acta de defunción, y el juramento dice: "Hasta que la muerte los separe"- Recordó - ¿Que crees? Legalmente, estoy muerta.- Contraatacó.

- Y como la muerta que eres, no puedes casarte. Nadie se casa con un... cadaver.- Volví a burlarme.

- Tienes razón.- Dijo asintiendo y fruncí el ceño al escuchar que me daba la razón - Nadie se casa con Andrea Salvatorre... pero si con Grecia Monsanto.- Sonrió.

Recogió su cabello hasta sus hombros y su sonrisa se tornó sencilla.

- Buenas tardes, soy Grecia Monsanto.- Extendió su mano a mi dirección finjiendo ser otra persona.

- ¿Que mierda tienes en la cabeza? ¿Cambiar de identidad solo para casarte? Y no con cualquier persona. Según tu, era tu mejor amigo. Que excelente actriz.- Dije sarcástico - ¿Hace cuanto me engañabas con él? Ah ya sé, desde que llegaste a casa de Enzo la primera vez.