Capítulo •3

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Andrea
《Madre》

Me levanté de la cama, Vicente seguía dormido a mi lado.

Tomé mi celular y vi la última foto que Vicente me había mandado de mi hija, ella estaba abrazando a Jordan y Jayden, mientras reían y tenían la cara manchada de pintura.

Volví a dejar mi celular y me giré a ver a Vicente.

- Amor, hora de levantarse, tienes que ir a ver como está Andrea.- Susurré cerca de su oído.

Él se removió en la cama y me dio la vuelta para tirarse encima de mi.

- Déjame dormir, pequeña.

- De verdad necesito que vayas a verla.- Insistí.

- ¿Te preocupa su alimentación, verdad?

- Es muy obvio, amor. Es mi hija.

- ¿Por qué no terminas con esta mentira y vas?

- ¿Aparecer luego de 16 años? Me odiarán. Especialmente Samuel.- Su mano se detuvo en mi cintura y acomodó un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.

- ¿Tienes miedo a que te odie o a que ya no te ame como antes?- Preguntó serio.

- Sabes cual es mi respuesta, mis sentimientos por él han cambiado. Eso lo sabes desde hace años.

- Sigo sin sentirme seguro de eso.

Se levantó y caminó hacia el baño.
Su cabello había crecido un poco, ahora lo amarraba en una pequeña coleta. Sus abdominales seguían igual, él los mantenía, tenía más tatuajes y su piel bronceada lo hacía lucir más atractivo de lo normal.

Me recordaba mucho a Enzo, con la comparación que Enzo nunca me hizo sentir algo especial, no como Vicente. Él se ganó todo lo bueno que puedo entregar.

Me saqué el vestido de pijama y seguí a Vicente a la ducha.

El agua caía por su pecho, estaba con los ojos cerrados, su rostro hacia mi. Entré a la ducha y pasé mis manos por su pecho, besé sus labios y sus manos viajaron a mi cintura.

- ¿Ni una ducha puedo darme tranquilo?

- Sabes que no si estás conmigo.- Respondí sonriendo.

Las comisuras de sus labios se elevaron en una sonrisa lasciva. Me levantó y mi espalda se pegó a la fría pared. Sus labios tocaron la piel detrás de mi oído y su pene rozó mi vagina.

- ¿Cómo logras calentarme tan rápido?- Preguntó jadeante.

- Conozco tu cuerpo y cada sensibilidad de ti.- Respondí enredando mis dedos en su cabello para besarlo.

Sus labios húmedos se pegaron a los míos con excitación, hundí mi lengua en su boca y busqué la suya con desesperación.

Sentí que mis pliegues se abrían, me llenó por completo, sus manos en mis glúteos, apretandolos mientras comenzaba a moverse, penetrandome rápidamente.

Gemí contra su boca, sintiendo como mi espalda chocaba por sus movimientos, escuchando el sonido que producían los golpes de su pelvis contra mi.

Llevé una de sus manos a mi cuello y él apretó mientras se inclinaba a lamer mis pezones.

Sentí como el orgasmo se acercaba, llevándome a la mayor excitacion que pude sentir. Vicente hizo sus penetraciones más fuertes, más rápidas y supe que también estaba cerca de correrse.

Me corrí y él salió rápidamente de mi para masturbarse y acabar en su mano.

Estábamos de acuerdo en no tener hijos, por lo que usabamos preservativos y yo tomaba pastillas anticonceptivas, hasta ahora todo funcionó.

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