Capítulo •25

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Samuel/André

Estábamos terminando de dar las órdenes para luego comenzar el rescate, Javier seguía junto a Miguel, Raphael se despedía de Victoria y Manuel se tomaba fotos.

Idiota.

- Ya saben bien que haremos, no quiero fallas. Un error... - levantó el índice - y los mataré a todos, sin excepciones.- amenazó Javier.

- Lo repitiré una vez más.- comenté - Grupo A, francotiradores, empezarán por los de afuera. Apenas los francotiradores comiencen a disparar, entra el grupo B y C, por atrás.

- En ese momento entrará el resto y nos uniremos con los grupos B y C, todos entraremos a la mansión, disparenle a todo el que se mueva.- continuó Manuel.

- Pero tengan cuidado con las dos niñas, la hija del jefe y otra niña, ellas son el objetivo de esta operación. ¿Entendido? - finalizó Raphael.

- ¡Si, señor! - gritaron al mismo tiempo.

- ¡Vamos, ya! - grité corriendo a la camioneta donde iría con Miguel y Javier.

Todos nos subimos a las camionetas para ponernos en marcha, tendríamos que detenernos antes de llegar al bosque para no levantar sospechas.

- No te separes de mi, ni de Javier.- le dije a Miguel - No estás acostumbrado a esta clase de cosas, así que si te separas de nosotros, morirás o yo te mataré por idiota.- él asintió.

- Cálmate, gatillero. Ya está bastante nervioso como para que le metas más miedo.- me habló Javier.

Bufé haciendo una pequeña mueca y volví hacia la ventana, un rato luego pude ver como nos acercábamos.

- Bien. Vamos a divertirnos.- dijo Manuel con gracia, levantando una Ak-47 y sonriendo mientras se volvía a subir a una camioneta.

- Francotiradores, van primero.- ordené - Los demás, rodeen la mansión.

Levanté mi arma, Colt M4, mientras nos adentrabamos al bosque.

Todo era oscuridad, solo se escuchaban crujidos de las hojas al ser pisadas por los hombres que se iban esparciendo alrededor.

Pude ver a todos los hombres de afuera de la mansión caminar de un lado a otro, sin preocupaciones.

- ¿Están en posición? - pregunté tras el radio por el que me comunicaba con el resto.

- Si, señor. Estamos listos.

Suspiré y apreté los ojos antes de dar la orden.

- Fuego.- le susurré al encargado de los francotiradores, entonces todos comenzaron a disparar, poco a poco los hombres de afuera iban cayendo mientras algunos trataban de ver de donde provenían los disparos - ¡Ya, vamos! - grité para ver a todos salir de los árboles y correr disparando.

Entonces el vehículo donde venía Manuel avanzó a toda velocidad y se estrelló contra el portón de la mansión, esta cayó con pesadez y lo vi bajar disparando y riendo como maniático.

- ¡Este está loco! - gritó Raphael, antes de dispararle a uno. Manuel seguía riendo y disparando.

Entonces noté gente venir desde la parte de atrás con armas en manos y reconocí a Russo entre ellos.

- ¡A la mansión! - gritó Russo, corriendo hacia el interior seguido por sus hombres.

- ¡El explosivo! - gritó Miguel.

Este puso el explosivo en medio de la puerta y nos dio indicaciones para alejarnos antes que él explotara la puerta.

- ¡Rodeen la zona, Emanuel no sale de aquí solo! - gritó Javier.

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