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André/SamuelEl agua tibia caía desde mi cabello hasta el suelo de la ducha, llevándose la sangre que manchaba mi piel, la sangre de mi hija.
Mis palmas tocaron la fría pared mientras las imágenes del cuerpo inconsciente de mi nena se mantenían como una tortura en mi cabeza.
Mi mente viajó varios años atrás, cuando tuve su cuerpo recién nacido en mis brazos.
Sus pequeñas manos jugaba con mentón, su piel suave y blanca, su cabello oscuro y pequeño con cabellos finos. Sus ojos azules, profundos, llenos de vida.
Mientras la tuve repleta de sangre, en mis brazos, sentí mi mundo caer, mis lágrimas no cesaban.
Javier intentó quitármela varias veces, pero me negaba rotundamente.
****
- El médico le puso un sedante, va a despertar alrededor de media hora o una.- dijo Andrea, sosteniendo mi mano.
Por más que escuchaba todo a mi alrededor, no podía prestar atención ni responder. Me sentía desconectado.
Solo pude notar que estábamos en la cocina, en la encimera.
- Sam, amor... - ella chasqueó los dedos frente a mis ojos - Amor, ¿que te pasó?
- ¿Qué? No, digo, nada.
- Mi amor, ¿estás así por lo de Ann?
- En partes, pero he estado pensando en otra cosa. No te preocupes, nena.- respondí acariciando su mejilla.
- ¿Quieres un café... o algo de comer?
- Un café está bien, nena.
Se levantó de la silla y preparó la cafetería, pude ver su cabello largo, el cual llegaba a su trasero, su vestido corto azul y andaba sin zapatos.
Me acerqué a ella y rodee su cintura con ambos brazos, apoyé mi mentón en su hombro y sentí su mano acariciar mi mejilla con delicadeza.
- ¿Que pasa, amor? - preguntó susurrando.
- Me siento perdido, no se que hacer.
- ¿A que te refieres, cariño?
- No quiero volver a perderte, pero tampoco quiero detenerte.
- Pero no me voy a ir definitivamente, voy a venir de visita de vez en cuando.
- Es casi lo mismo, nena.
- Bueno, Sam, ahí ya no se como ayudarte. Es que esa es una decisión ya tomada, mi padre me apoya y me mantendré en comunicación con ustedes.
- Ya veré que hago, no te preocupes.- besé su mejilla.
- Ten.- me ofreció la taza de café.
- Te amo, gracias.- tomé su mentón con firmeza y besé sus labios, llevándome la taza con la otra mano.
- Deja de ser bruto, animal.- se quejó entre risas.
- Me vale coño, me vale.- bromee volviendo a besar sus labios, sin soltar su mentón.
- ¡Ya! - gritó bajo.
- ¡André! - gritó Manuel, desde su habitación.
- Ya va a comenzar a joder ese bicho.- murmuré entre dientes.
- Respeta, rata inmunda.- respondió dándome una cachetada suave.
- Tonta.- insulté caminando a la habitación de Manuel.
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El Reencuentro
RandomSEGUNDO LIBRO DE LA BILOGIA DE "SALVATORRE" • Andrea finge su muerte para proteger a su familia de un enemigo mortal. Tiempo después no soporta estar lejos de su hija de 16 años, pero su regreso traerá a su lado nuevos problemas. Peleas, muertos...