Capítulo •6

1.7K 156 33
                                    

"
André/Samuel

Bajé las escaleras arreglando mi corbata cuando escuchamos lentos detrás de mi, giré y vi a Andrea bajando adormilada.

Sonreí al verla desarreglada y sin nada de maquillaje.

- Linda cara, eh.- Dije al pie de la escalera.

- No empieces con tus burlas, Samuel. No tengo ganas de soportarte.

- Pero yo solo te he dado un cumplido, que refunfuñona.

- Tus halagos vienen seguidos de bromas, así que para.- Dijo caminando hacia la cocina.

La tomé del hombro y ella automáticamente golpeó mi abdomen, pisó mi pie y me empujó para hacerme caer.

- Que simpática, usando mi estrategia en mi contra.- Me burlé con la voz ahogada, aún tirado en el suelo.

Ella se agachó hacia mi y sonrió.

- Si no querías que lo hiciera, no me la hubieras enseñado.- Se burló, pellizco mi nariz y siguió hacia la cocina.

"Esa mujer, aún no lo sabe.
Pero será mia otra vez, te lo aseguro"

Recordé lo que alguna vez le dije a mi hermano Bradley, mientras veíamos a aquella joven de cabello castaño acomodar libros en una biblioteca. Cuyo lugar compré para que ella trabajará para mí.

¿Por qué nunca trabajó para mí en la biblioteca? Porque se me ocurrió chantajearla con lo de una herencia del abuelo. Y funcionó, no me culpen.

****

- Papá, necesito mi tarjeta devuelta.- Pidió Andrea, llevando un vaso de agua a su boca.

- Yo necesito paciencia, ¿Y qué crees? No la tengo si tu madre sigue aquí.

- Muy gracioso.- Dijo Andrea, sarcástica.

- Déjalo, mamá. Creo que los años lo vuelven más gruñón.

- Tu madre me vuelve más gruñón.- Aclaré.

- Patético.- Se burló Andrea, le dio un beso a mi hija y salió de la cocina.

- ¿Algún día se llevarán bien?- Preguntó mi hija.

- ¡Jamás! - Escuché a Andrea gritar desde afuera.

- Ya lo dijo ella.- Afirmé encogiendome de hombros.

- Volviendo al tema anterior. Voy a salir con Alex y no me gusta que ella pague todo, necesito mi tarjeta de crédito, por favor.- Volvió a pedir haciendo puchero.

- Estás castigada y sabes que mientras lo estés, no tendrás beneficios comunes, siempre ha sido así. Que tu madre esté aquí, no cambia nada.- Dejé mi taza en el lavavajillas y salí de la cocina.

- Hola, Manu.- Saludó Andrea a su primo, quien apenas entraba en la casa.

- ¿Qué tal todo?- Respondió él.

- Samuel de gruñón, mis papás durmiendo, Victoria y Raphael en lo suyo, yo no se que hacer para entretenerme y tu entrando a esta casa como si fuera tuya, es decir, todo normal.- Él rió.

- ¿Tienes traje de baño? Nademos.- Aconsejó él.

- Buenos días para ti también, Manuel.- Interrumpí yo.

- Oh, André. Buenos días.- Sonrió apenas dándose cuenta de mi presencia.

- ¿André? Que ridículo.- Se burló Andrea, mirándome de reojo.

El Reencuentro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora