capitulo •5

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André/Samuel

- ¡Samuel!- Gimió en mi oído.

- No dejaré que otro idiota te toque.- Jadee llevando mi mano a su trasero para moverme con más fuerza.

- Más...- Pidió en un fuerte gemido, me permití entrar en ella sin ningún pudor, con más fuerza, con más ganas.

Salí de ella, tiré de su tobillo y la levanté, enganchandola a mi cintura. La estampé contra la pared y volví a hundirme en su vagina con desesperación. Lamí su cuello y mordí su mandíbula.

Un sonido raro se escuchó de su boca, levanté la mirada para observar sus ojos mientras me movía excitado y su cara estaba podrida, con agujeros negros, saliendo gusanos de ella.

Desperté sudoroso, giré la cabeza y vi mi libro tirado en el piso, recordé que me había quedado dormido mientras leía. Levanté la mirada porque escuché una risa familiar y Andrea, estaba sentada en el rincon de la habitación, mirándome deseosa.

- ¿Qué haces aquí?- Le pregunté cubriendo mi erección con una almohada.

- Esperando a que me hagas tuya como aquel día en la casa del monte.

La casa de Raphael y Manuel.

- ¿Qué?- Pregunté atónito.

- Ya lo dije, Samuel. Quiero que me cojas como hace mucho no lo haces.- Musitó bajando la tira de su vestido rosado.

- No vengas con bromas, Andrea.

- Pruebame.- Retó levantando la basta de su vestido hasta cerca de su intimidad.

Me paré de la cama soltando el botón de mi pantalón de vestir.

Me acerqué a ella a paso lento. Ella se acomodó en el sillón, su mirada seductora recorrió todo mi cuerpo, toqué su mentón con la yema de mis dedos para levantar su rostro, pase mi pulgar por su labio inferior y lo metí en su boca, ella lo mordió suavemente y pasó su lengua en la punta.

- ¿Qué es lo que realmente quieres, Andrea?

Ella se levantó, pasando su lengua por mis abdominales hasta llegar a mi clavícula, mordió mi mejilla, la suavidad de su mano se frenó en mi cuello y se acercó a mi oído.

- Que despiertes.- Susurró.

Una risa escandalosa hizo que mis ojos se abrieran de golpe, mi entrepierna dolía y mis ojos vieron a una silueta borrosa frente a mi.

- ¿Qué cara...?- Balbucee dudoso.

- Yo no... yo....- Se burló Andrea, entre risas.

- ¿Qué mierda haces en mi habitación?- Le pregunté poniéndome una almohada en la entrepierna.

Ella siguió riéndose por un par de segundos hasta que se calmó y se sentó frente a mi.

- ¿Vas a decir que haces aquí?- Pregunté tratando de no tirarla por la ventana.

- Vine a preguntarte si estabas de acuerdo con llevarme a Andrea esta noche. Dice que quiere ver unas películas y Vicente va a cocinar para nosotras.

- Ni de coña, vean las películas aquí.- Solté lanzándome hacia atrás otra vez.

- Venga, anda. Que necesito que vayas, quiero hablar contigo de algo serio, Samuel.- Pidió ella, moviendo mi muslo.

- No me muevas, que me duele el pene. Joder.- Reclamé quitando su mano de mi pie.

- Te pasa por soñar cochinadas, Salvatorre.- Se acomodó la basta de la falda.

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