Capítulo •27 {Final}

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Pocos años después...

El paquete fue entregado, la mujer de ojos azules firmó el papel y se despidió del cartero con una sonrisa. Ella llevó la caja a la mesa y la abrió sonriente, chilló de alegría al ver el contenido.

- ¡Llegué! - gritó una voz proveniente de la puerta de su casa.

- ¡Papi! - respondió un pequeño niño de 5 años, corriendo hacia los brazos de su padre.

- ¿Donde está mami? - preguntó el rubio al niño pequeño.

- Que bueno que ya llegas, cariño.- habló la mujer, recibiendo a su esposo.

El hombre bajó al niño, se acercó a su esposa y acunó su rostro para darle un delicado y suave beso en los labios.

- ¿A que hora llegan los demás? - le preguntó el hombre a su mujer.

- Acaban de aterrizar, se demoraron un poco porque Victoria estaba histérica arreglando a Ángeles y Manuel a Luke.

- ¿Y Andrea? - preguntó por su hija.

- Me llamó hace unos minutos, Christian la invitó por un helado y ya viene en camino.

- ¿Debería estar celoso aún sabiendo que mi hija tiene 21 años? - preguntó con humor.

- ¡Mami! - chilló el pequeño.

- Ven acá, pequeño André.- animó ella, alzando al pequeño entre sus brazos.

- Vi al cartero irse, ¿que llegó?

- Acompañame.- ella tiró de su mano y los tres caminaron a la cocina.

Sentó al pequeño en la mesa y tomó uno de los libros del contenido de la caja, lo mostró sonriente y orgullosa de si misma.

- ¡Ya está a la venta! - gritó ella.

El hombre miró orgulloso a su esposa, con el libro frente a él, cuyo libro estaba titulado "Andrea".

- Lo logramos, cariño. ¡Nuestra historia está en el mundo! - gritó alegre, saltando sobre su esposo.

- Estoy orgulloso de ti, Andrea.- murmuró él, besando a su esposa.

- Gracias por apoyarme siempre, Sam.- agradeció mirando con amor a su hombre.

Finalmente uno de los sueños de ella se hicieron realidad, publicó el libro donde ella, junto a otros de su familia, dejaron marcadas sus memorias como familia de la mafia.

- ¿Necesitas que te ayude con la comida? - preguntó él, cargando al niño.

- No, ya está todo listo. Pero necesito que ne ayudes a limpiar las habitaciones de invitados.

- ¿Llamaste a tu padre?

- Él viene, pero mi madre no. Y sinceramente creo que es lo mejor, con ella siempre discuto y además tenerlos a los dos juntos en una casa no es lo mejor.- él rió.

- Tienes razón.

La puerta sonó y el niño se removió entre los brazos de su padre, este lo bajó y el niño de 5 años corrió hacia la puerta.

En cuanto la abrió una niña de casi la misma edad junto a un niño, se lanzó sobre él y los tres rieron mientras corrian por el pasillo hacia las habitaciones.

- ¡Zorra! 

Esa voz chillona, el cabello rubio y la figura seductora de la mujer, quien se llamaba Victoria, hizo que Andrea corriera hacia ella y se abrazaran como si se reencontraran luego de mucho tiempo, a pesar de solo haber pasado seis meses.

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