Despedida de soltera

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Sucedió así la semana hasta que llegó el viernes. Al día siguiente mi mejor amiga se casaba y como era de esperar llegaba la despedida de soltera. Habíamos quedado en la gran casa de Rachel, todas las dama de honor incluyendo a la víbora. Sus padres nos habían dejado la casa con la condición de que estuviera de una pieza en cuanto volvieran al día siguiente. Según Rachel los chicos habían creado su propia de despedida y estarían planeando ir a algún que otro puticlub.

-Bueno chicas, ¿estáis preparadas para la fiesta? -nos dijo Sarah levantando dos bolsas llenas de alcohol.

Había jurado que nada de beber, ¡pero que demonios! Era la despedida de Rachel, esto solo ocurre una vez en la vida.

Denisse y Sarah se encargaron de preparar los mojitos más cargados y deliciosos que había probado. Rachel hizo sus famosos margarita y yo decidí preparar mi receta casera. Se trataba de una recata que había creado con Rachel hace ya dos años, nos aburríamos tanto en la casa de mis abuelos que localizamos la bodega y decidimos juntarlo todo.

Nos esperaba una bonita resaca a la mañana siguiente. Según la víbora de Denisse había procurado traer todo tipo de distracciones para que no nos durmiéramos en toda la noche.

-¿Alguien quiere más hielo?

-¡Yo quiero una pajita! -dijo Denisse refinada.

¡Bébete la copa de un trago, estrecha!

-Aquí tienes, Giselle ¿quieres una?

Negué con la cabeza y me trague el margarita. ¡Me estaba volviendo una alcohólica!

Rachel conectó su MP3 a los altavoces que le habían regalado y comenzó a sonar su música de fiesta. Era aquella música que reservaba para las borracheras.

-Uoo -gritó Sarah desorbitada y dando saltos por todo el salón. ¡Que rápido le subía el alcohol!

-Yo quiero más -anunció la Rachel sirviéndose otra copa.

-Chicas, no os sobrepaséis, tenéis que aguantar todo lo que nos queda para esta noche.

Puse los ojos en blanco, a saber que habría preparado Denisse, tal vez una fiesta de pijamas a la antigua.

Ding, dong. El timbre sonó y Rachel fue directa a la puerta.

-¿Quién ...? ¡Oh! -mi mejor amiga se quedo muda al ver a un tío mazadísimo y tribueno en su puerta. No tardé en percatarme de que se trataba de de un stripper que habría contratado la víbora.

-¿Alguien a pedido un playboy? -dijo el stripper con acento europeo.

-¡Calvin! -lo llamó Denisse al verle sonriéndonos-. Has llegado justo a tiempo, pasa.

Así que Calvin EH... Parecía un auténtico modelo de Calvin Klein, el nombre tenía que estar puesto a propósito.

-¿Y este quién esss? -preguntó Sarah pasa do una de sus manos por el pecho desnudo de Calvin -. Umm esta bien dotaado.

Rachel soltó una carcajada y dijo:

-Es todo vuestro, yo ya tengo a mi Vincent.

-¡Oh vamoous, Rach! Deja que Calvin te haga un bailecituo, los hace muy bien.

No me sorprendía que la víbora le hubiese visto bailar, tan desesperada estaba que sería capaz de contratar a un stripper para que la satisfaciera.

La música cambio para volverse lenta y sensual. El playboy no tuvo que hacer mucho esfuerzo para que nos lo comiéramos con la mirada. ¿Cuántas horas pasaría en en gimnasio?

-¡Calvin, hazme tuya! -pidió Sarah profundamente borracha.

No pude evitar reírme, esto estaba siendo un auténtico desmadre. Cuando Calvin terminó su sesión se paró para decirme:

-¿Te ocurre algo? ¿Eres la única que no parece estar divirtiéndose?

Me sorprendió que se dirigiera a mí de esa forma.

-¿Tanto se noota? -pregunté mientras removía mi mezcla especial.

-Me gusta dejar satisfechas a mi clientas.

Lo siguiente que vino fue de los más inesperado. El playboy me pegó un morreo de esos que te dejan en shock. Solo podía oír de fondo los gritos y exclamaciones de todas las presentes.

-¡Esa Giselle!

Calvin se marchó giñándome un ojo y le perdimos de vista. Uao...vale, lo reconozco; había estado bien besar a un stripper pero sólo había una persona en mi cabeza. Ese maldito chico bipolar con el que estaba casada.

-¡Chicas! Ha llegado el transporte, nos trasladamos -nos dijo Denisse recogiendo nuestros bolsos y sacándonos de la casa.

¿A dónde diantres nos llevaba? Al llegar a la acera de Rachel vimos una limusina aparcada delante de nuestros ojos. Todas gritaron de emoción y nos subimos al carruaje. Aquella limusina era de lo más moderna y hecha para unas solteronas como nosotras, excepto Rachel claro. Sarah metió las reservas de alcohol en la neverita que había junto a los asientos de cuero blanco.

-Señoritas, seré su chófer toda la noche -nos dijo el hombre a cargo de la limusina-. ¿A dónde quieren ir?

Todas duraron entre que lugar escoger hasta que yo dije:

-Llevenoos al putiiiclub del puebloo.

-¿Te has vuelto locah? -me espetó la víbora.

-Vamooous ha hacerles una viihsita a los chicos.

Y no solo a los chicos, sino a alguien en concreto. Una visita a mi maridito.

El siguiente capítulo os va a encantar, no os lo perdáis
Dedicado a una estupenda lectora @adriana-fc

Yo Os Declaro EnemigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora