Ilusiones

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—Logan, ¿Vas a contarmelo?

     En su rostro se extendió una cierta inseguridad que me puso nerviosa. ¡Quería saberlo!

—Esto no esta bien Giselle, no se como explicarlo.

   —¡Dilo! —le supliqué tirando de las solapas de su esmoquin.

   Se estrujó el puente de la nariz y finalmente soltó:

  —Estoy...enamorado de Rachel.

    Había tres opciones:
1) Gritar y llorar.
2) Desmayarme.
3) Salir corriendo.

Dado que me había quedado sin voz, no tenía ganas de que se me corriera el maquillaje y no quería despertarme en una camilla del hospital el día de la boda de mi mejor amiga opté por la tercera opción.

  Salí al pasillo y me aleje todo lo posible de su llamada. «Giselle, espera, Giselle ». ¡No! No es que estuviera enamorada de Logan Weels ni mucho menos. Pero aquel era el chico por el que había sentido algo muy fuerte que no sabía como explicar. Logan le daba mil vueltas a Oliver, era lo más perfecto que una patética antisuerte como yo llegaría a conseguir. Y escuchar de su boca cómo... Su corazón pertenecía a mi mejor amiga no era nada agradable. Sentí como si tuviera un puñal en el estómago y pareciera una zombie de The Walking Dead .

  Todo tenía un poco más de sentido. Logan había acudido a mí para impedir que Vincent y Rachel se casarán. No había una forma más lógica de explicarlo, tenía celos. ¿Cómo había soportado ver en primera fila su boda? Dioss, esto era una auténtica locura.

  Llegué al salón del banquete y mostré la sonrisa más falsa que pudo sacar mi rostro. Aguantaría hasta el final y luego me iría a mi casa a llorar. Soy penosa, me he casado con un tío que no me quiere y nunca me va a querer.

  —Gissie, te he buscado por todas partes —me dijo Oliver cogiendo de mi cintura y arrastrándome hacia la pista de baile.

   —Ahora no, Oliver, no me apetece bailar.

  Y como me esperaba no me hizo ni puto caso. Comenzó a bailar conmigo de un lado a otro. Yo me dejé caer sobre su hombro y por el rabillo del ojo vi a Vincent y Rachel bailar puramente felices. ¡No era justo! Nunca había sentido celos de mi mejor amiga pero sin embargo ahora los sentía. Malditos celos. Maldito Logan Weels.

   —Oliver, ¿me permites?

   Las manos comenzaron a sudarme al reconocer su voz.

   —Lárgate Logan, estaba yo antes.

   Y mi maridito, al igual que Oliver anteriormente, no hizo ni puto caso. Me arrebató de los brazos de Oliver y comenzó a bailar conmigo.

   —¡Suéltame! No quiero verte en mi vida —espeté por lo bajo y sin atreverme a levantar la mirada.

    —No-no me has dejado explicártelo —su voz parecía triste.
   
    —¿Explicarme el qué? ¿Qué has estado ilusionándome para olvidarte de...? —me atraganté, no me veía capaz de pronunciar su nombre delante de él.

   Observé mi alrededor. Las parejas bailaban como si no pasará nada y todo fuera estupendamente.

    —Giselle, siento...

   —¡No! —grité—. No tienes nada que sentir, tú no tienes la culpa de escoger de quien enamorarte.

    Me aparté de él y vi como dejaba que me escapará de sus brazos. Necesitaba aire, necesitaba un respiro. Volvía la sala dónde habíamos abandonado la botella de champán y salí al jardín delantero del edificio. Era un jardín precioso y de césped cortado. Me quedé unos segundos observando la fuente que habían construido en medio del caminito abaldosado. Se oía la fiesta que se estaba armando en el banquete. Me senté en el borde la fuente y comencé a beber. El champán no me iba a subir a la cabeza emborrachándome pero si me haría no pensar en mi maridito. No sé cuanto tiempo tiempo paso hasta que vi como un chico vestido de esmoquin se aproximaba a mí con las manos metidas en los bolsillos de su traje.

—Rachel me ha pedido que te busqué para hacer un brindis —era Vincent para mi sorpresa—. ¿Estas bien? —me preguntó al reconocer mi aspecto patético.

  Negué con la cabeza y dejé que una lágrima se escurriera de mi rostro. Cuando viene una lágrima siempre viene otra o eso me pasa a mí siempre.

  —Quería preguntarte... ¿Logan habló contigo? —se sentó junto a mí desatando seriedad.

   —Sí, lo ha hecho —mi voz se quebró.

    —¿Y te ha contado...?

Mis ojos se abrieron de golpe.

    —¿Lo sabes? —le dije.

   —Claro que lo sé, soy su mejor amigo.

  ¿Cómo era posible? No lo entendía, de veras que no lo entendía.

   —¿Y te parece bien que este enamorado de tu reciente esposa?

   Se levantó de golpe gritando:

   —¡¡¿Qué?!! ¿De Rachel?

   Se hizo el silencio hasta que oí como Vincent se reía. ¿Acaso se había fumado algo?

    —Giselle, tengo que decirte que Logan te ha mentido.

   Fruncí los labios sin saber si creérmelo o no.

   —Ya me tiene harto, así que terminaré de una vez con esto. En primer lugar; ¿nunca te has preguntado por qué a Logan no le gusta la Coca-cola?

   Estaba claro que Vincent se había fumado algo pero aún así le dejé que continuará:

   —¿No te has preguntado por qué repentinamente ha dejado de fumar?

  ¿Había dejado de fumar? Vaya, y se decía que en el matrimonio no hay secretos.

  —¿A dónde quieres llegar? —le dije yendo al grano.

   —Giselle, Logan lleva enamorado de ti desde que entrastes por la puerta del instituto el primer día.

       Y ahora os quedáis con las ganas de ver como va a reaccionar Giselle. Y , Logan es un cobarde pero que le vamos hacer, ojalá existiera fuera de mi imaginación.

Yo Os Declaro EnemigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora