El padre de ella

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  Logan~

Se me hizo un nudo en la garganta. El padre de Giselle me daba miedo más por la opinión equivocada que tenía de mí que por otra cosa. Aunque había que reconocer lo alto que era. Mi mujercita se parecía en muchos aspectos a su querido padre.  Este poseía unos ojos verdes que claramente había heredado Giselle.

—Señor, yo... Jamás le daría alcohol a su hija —mentí y tanto.

Si era sincero con él y le confesaba todo lo que su hija y yo habíamos pasado quizás ahora me estaría descuartizando.

  Un teléfono sonó en el mejor momento para romper el silencio que se había creado. La chica joven que acompañaba a su padre descolgó el móvil y se marchó un segundo para contestar. ¡Estupendo! Lo qué nos faltaba, los tres solos.

  —Papá, él es Logan, y aparte de ser mi marido también es mi novio —me presentó cogiéndome de la mano para que mantuviera la calma y continuara sonriendo.

  —Umm —se frotó la barbilla—. Tendrás que ganarte mi respeto.

  —Por supuesto, señor —respondí al momento aún con un nudo en toda la garganta.

  Joder, ¿por qué cojones le llamaba señor? Quizás fuera por qué le veía como un general militar de esos que te levantan a las seis de la mañana para entrenar.

  —Es de la oficina —dijo la chica cuando volvió a nuestro encuentro—. Lo siento, Will, mañana nos vemos —se despidió dándole un leve beso en los labios.

  Me pregunté si se le hacía raro ver a su padre con una chica tan joven.

  —Bueno ahora que se ha ido Katherine ¿qué os parece si os invito a un helado en Ice House?

Ice House era una heladería muy famosa en Vingstone.

  —¿Otro helado? —salté yo sin darme cuenta. Su padre me dedicó una mueca y al segundo intenté arreglarlo—: Digo, claro, nos encantaría tomar un helado ¿verdad, Giselle?

Giré la cabeza para ver como esta asentía algo incómoda. Estaba disfrutando tanto como yo de la situación.

   —¡Estupendo! Logan, ¿traes coche? —me dijo esperando mi respuesta.

  Tenía que ser audaz si quería ganarme a mi suegro.

  —Sí, si quieres puedes llevar a Giselle en tu coche y yo os seguiré con el mío.

  Mi sugerencia pareció agradarle por qué la aceptó a la primera. No me hacía ninguna gracia separarme de Giselle pero era la única forma de conseguir el aprecio de su padre.

Me subí a mi coche y seguí el todoterreno gris que conducía Will. Estuve sudando durante todo el trayecto. ¿Qué pasaría si su padre acababa odiándome más? Solo podía rezar por no cargarla. Estaba más que claro lo importante que era él para ella. Lo único que compartíamos su padre y yo era lo mucho que queríamos a Giselle.

   —¿De qué quieres tu helado, Logan? —me preguntó cortante cuando estábamos en el mostrador de Ice House.

  —Oh, señor yo no...

Giselle me dijo por lo bajo:

—Yo que tú lo aceptaba.

—¡Chocolate! —dije rápidamente por miedo a la reacción que pudiera tener si me negaba.

  Dios, el cuerpo entero me temblaba. Menos mal que ella estaba pegadita a mí aunque manteniendo las distancias.

Nos comimos el helado en la terraza de Ice House. Dejé que padre e hija conversaran continuamente mas por no tener la necesidad de abrir la boca y cagarla. Se contaron de todo y en un principio no tardé en ver que eran idénticos. ¡Eran la misma persona! Tal vez su padre acabara cayéndome bien.

  —Bueno chicos, se va haciendo tarde —se levantó de la silla al mismo tiempo que los dos.

  —Papá, por favor, dime que te quedarás estos días.

  —Me quedaré todo el tiempo que pueda pequeña —le prometió cariñosamente—. Sin embargo, antes de irme me gustaría entamblar una conversación con tu hombre.

  ¡No! Ya estaba viendo mi nombre en la lápida. "Logan Weels, murió de un ataque al corazón causado por el padre de la mujer que amaba".

  —Logan no tienes por qué hablar con él —me dijo ella casi suplicándomelo.

  Cogí fuerzas y acumule suficiente valor para decir:

        —No pasa nada, mi vida, sólo será un segundo.

Le di un fuerte beso en la mejilla y me aproximé hacia Will. Andamos por la acera alejándonos de Giselle par qué no nos oyera.

  —Bueno, ha llegado mi parte favorita —anunció él maliciosamente—. ¿Quieres a mi hija?

La primera pregunta del examen era demasiado obvia.

  —Sí, señor, la quiero.

Soltó una carcajada que no supe si tragarme bien o mal.

   —Por el amor de Dios, ¿quieres dejar de llamarme señor? —me gritó como si fuera una orden—. Papá, quiero que me llames papá.

¿Se estaba mofando de mí? Esto parecía una broma pesada.

  —Sí, señ... Papá.

—Verás Logan. Giselle es lo más preciado que poseo. Entenderás que me preocupe por los chicos con los que salga, ¿no?

Asentí.

  —Tengo que asegurarme que mi niña esta en buenas manos.

  —Y lo está.

  —No lo pongo en duda, hijo —dijo sonando como si fuera mi padre, se me hizo raro—. Quiero que la trates bien. Si me enteró de qué la has hecho daño encontrarán tu cadáver a la mañana siguiente, ¿entendido?

  Me atraganté. Mi cabeza se limitó a asentir como si hubiese captado la idea.

  —Anda sonríe —me ordenó dándome una palmadita en la espalda para que espavilara— que Giselle viene hacia aquí y tenemos que aparentar que nos queremos.

  —Vale.

  —¿De qué habéis habaldo? —quiso saber molesta—. ¿Papá?

—De nada en especial, cielo. ¿Verdad, Logan?

  —Así es —respondí automáticamente.

  —¿Os creéis que soy tonta o qué? Papá, ya le hicisteis lo mismo a Oliver. Me tienesh arta con el numerito de siempre. Quiero que te guste Logan, él es muy especial para mí —confesó dejándome alucinado.

  Sonreí por dentro al ver que yo le importaba a Giselle.

  —Pero hija...

—¡No! No hay peros que valgan. Estoy enamorada de él, papá. ¿Te enteras?

  Creo que me he quedado sin aire.

 

    Bueno, aquí os dejo un cap de Logan. Y os pregunto... ¿Es adorable? ¿Es pesado? ¿Cómo es? besos a todas vosotras



   

Yo Os Declaro EnemigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora