Aqui, ahora y para siempre.

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Miyagi y Misaki viajaron en completo silencio dentro de su auto, no estaban incómodos pero el castaño estaba seguro que el profesor se aguantaba las ganas de darle un buen sermón o reprimenda por la pelea con Klaus en el bar.

Miyagi por su parte iba concentrado en el camino, tecleando varias veces por su teléfono en los semáforos rojos y con el que se ganó el descontento de Misaki.

—Miyagi deja de hacer eso que te estás distrayendo y podemos tener un accidente.

—Estoy mandado unos mensajes que son muy importantes.

—¿Más importante que nuestra seguridad? Te recuerdo que aún parezco hombre de hojalata por lo que me sucedió. Todo me truena cuando hago esfuerzo físico y ni siquiera tengo tu edad para estar así de crujiente.

—No pareces de hojalata y dime ¿a estas alturas sí te importa que sea un anciano?

—No eres un anciano y no lo digo por ese motivo. Sabes que nunca me ha importado que seas 15 años mayor que yo.

—Hablando de gente mayor, me he dado cuenta que atraes a hombres más grandes que tú, como Akihiko, Haruhiko, Ijuuin,Iaso... y mejor me callo porque ya estoy molestándome otra vez.

Miyagi hizo un gesto gracioso que acentuó su arruga de la frente y Misaki rió por lo chusco.
Por suerte durante la pelea con Klaus su novio no recibió ningún golpe en su cara y solo quedó un poco despeinado.
Misaki acomodó su cabello y después entrelazó la mano con la suya aprovechando que conducía a baja velocidad.

—Sigo esperando su castigo Sensei.

—¿Castigo?

—Sí, por portarme mal.

Miyagi abrió mucho los ojos por la respuesta de Misaki y soltó su mano para volver a teclear un mensaje.

—Miyagi deja eso por favor o en serio me voy a enojar contigo.

—Es el último mensaje que escribo, te lo juro.

El profesor aceleró un poco hasta llegar a su destino y las luces de colores de Minato Ku les dieron la bienvenida. Misaki se sorprendió mucho de ver la playa y el puente arcoiris otra vez.

—Misaki ¿Estás cansado?

—No, porque la pregunta.

—Porque si te parece bien, me gustaría que demos un paseo.

—Claro, me encantaría.

Miyagi descendió del auto y ayudó a su novio a bajar. Misaki seguía confundido porque pensó que estaría molesto pero al parecer el profesor estaba más relajado que de costumbre.

Miyagi lo estrechó por la cintura para que Misaki tuviera un mejor agarre y empezaron a caminar despacio, deleitándose con el paisaje y las luces de colores.

—Aquí fue donde me pediste ser tu novio Miyagi.

—Sí así es. ¿Sabes Misaki? nunca creí que podría ser tan dichoso como lo soy ahora, estar aquí y a tu lado me hace sentir muy tranquilo; hemos pasado por muchas cosas buenas y malas, afortunadamente los malos ratos los estamos superando poco a poco y deseo con todo mi corazón que pronto vuelvas a ser el joven saludable que anda de aquí para allá. Tu salud es lo primordial para mi Misaki.

—Yo ya soy feliz de tenerte a mi lado Miyagi, quiero recuperarme por completo para que por fin...

—¿Para que por fin tú y yo seamos esposos?

Misaki asintió con las mejillas coloradas, Miyagi se detuvo y quedó frente a su novio para abrazarlo.

—Tu carita sonrojada me gusta mucho y con esos ojos verdes eres la cosita más bella que hay en este mundo.

Atrapado en un momento Donde viven las historias. Descúbrelo ahora