Estoy llorando de nuevo.

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El docente arrojó su móvil contra la pared haciendo que la voz de su Misaki se perdiera en el concreto, la respiración de Miyagi se volvió pesada y tuvo que aflojar un poco su corbata para mitigar la falta de aire.

Miyagi realmente se encontraba encabronado por la última fotografía donde vió a Misaki siendo besado por Akihiko, tuvo que cubrir su boca para impedir que se le saliera algún insulto al castaño, uno como los que le dijo a Shinobu cuando fue a confrontarlo con Akihiko en el hotel. Una lágrima se deslizó por su ojo derecho y de inmediato la limpió, estaba harto, fastidiado de que las personas a quienes le entregaba su cariño y confianza siempre le traicionarán y por nada del mundo volvería a llorar por un hombre, menos por mocosos que no saben lo que desean

—Soy un estupido por confiar en ti Misaki.

El móvil hizo un ruido extraño y seguía parpadeando, al parecer más correos  o mensajes habían llegado y le sorprendió que el teléfono fuera tan resistente soportando el golpe contra la pared. Estuvo tentado a recogerlo y escuchar a Misaki, incluso lo observó por al menos cinco minutos hasta que la frustración y enojo no se lo permitieron

De inmediato algunas preguntas se formularon en su cabeza ¿Por que Misaki se encontraba con Akihiko en esa fiesta?
¿Por que " su novio" accede a estar cerca de él después de todo lo que le dijo e hizo? ¿Donde demonios estaba Shinobu? Y la pregunta más dolorosa de todas ¿Por que Misaki le dijo que lo quería si por la noche tenía planes de largarse con Akihiko?

—¡Mentiroso!

El pelinegro dió un golpe en la pared, tanto era su enojo que no le dolió el impacto en sus nudillos. La mente del profesor estaba hecha un caos, tenia que salir de ahí lo más pronto posible antes de que desquitara su frustración con algún mueble de su sala.
Muy enojado agarró su saco, por suerte no se había cambiado de vestimenta así que cogió la billetera, sus llaves, y salió del departamento azotando la puerta.



Caminó unas cuantas calles y vio el combini, no lo pensó dos veces e ingresó para comprar el cigarrillo que tanta falta le hacía en este momento. Ya llevaba un mes sin consumirlo por estar al pendiente de Misaki y para que él castaño no percibiera el olor a tabaco mientras se besaban o disfrutaba de su compañía.

No se molesto en buscar la marca que consumía con frecuencia, lo único que deseaba era que sus pulmones fueran llenados con las sustancias tóxicas del cigarro e intentar relajarse.

Compro tres paquetes de marcas cualquiera y un encendedor; a toda prisa salió del establecimiento para prender el primer cigarro de la noche.
Inhalo profundo y después soltó la bocanada, viendo como el aire se llevaba el humo, deseando que ese horrible malestar se esfumara igual que la niebla proveniente de su boca.

—Misaki..








—¡Miyagi! ¡Miyagi! !Oye!
!¿Qué te pasa?! ¡¿Por que me cuelgas?!...¿Como que no quieres escucharme?...—Misaki gritaba a su móvil con Aikawa y Yuu mirándole sorprendidos—Casi no tengo señal, saldré a tu jardín Yanase.

El Editor abrió la puerta corrediza y quedó en medio de los bambú que adornaban el jardín del otro editor. Por su parte, Aikawa y Yuu no entendían nada y se limitaron a observar a Misaki que agitaba su teléfono creyendo que tenía algún desperfecto.

—¿Ahora que habrá pasado Aikawa san?

—No tengo idea, hasta donde me quedé Miyagi y Misaki se despidieron muy bien y pasarían el fin de semana juntos.

—Cuanto me temo que no le dijo nada a Miyagi Sensei. Por cierto: Que bonito suegro tienen Misaki y tu Aikawa san.

—Yo tampoco me lo creo Yanase, es muy extraña la petición que le hizo viniendo de alguien tan correcto como Fuyuhiko Usami.

Atrapado en un momento Donde viven las historias. Descúbrelo ahora