NOVENO MOMENTO

1.6K 119 81
                                    

—!Hijo de puta! ¡No puedes ser tu!
¡¡Estupido Akihiko!!
Miyagi lanzó el libro haciendo que una hoja saliera volando y se incorporó para salir con brusquedad de su departamento.

—¡Takahashi regresa!

El grito se pudo oir por toda la unidad habitacional causando un susto a las personas que caminaban por la acera

Desesperado, Miyagi corrió al menos tres calles intentando dar alcance al editor, aunque era ilógico, Misaki ya estaba en pleno carril, dirigiéndose a su hogar, pero el profesor sentía tanta adrenalina mezclada con enojo que siguió en su marcha.

—¡¡Misaki!!

Llegó al cruce y miró ambos lados buscando el deportivo negro avanzó un poco más y se detuvo para dar un gran respiro mientras recargaba su peso por sus rodillas

—Tu lo sabías... y has estado engañándome.

En este momento algunas cosas cobraban sentido como el nombre de la "esposa" de Akihiko, fue muy tonto en creer que Misaki era una mujer. Yō golpeó un anuncio que tenía frente a él provocando que cayera al piso y que un hombre se detuviera a ver el desmán que provocaba Miyagi.

—¿Se le perdió algo? ¡Deje de mirarme!

El sujeto parpadeó varias veces y dió vuelta asustado por la voz tan grave que relució del profesor.
Miyagi sacó su teléfono y al instante ya marcaba el número de Misaki.

Uno... dos.. tres tonos

Dejó que sonara un par de veces más y colgó. Era imprudente hablarle por el móvil mientras el castaño conducía.
Llevo sus manos a su cabeza y presionar, de verdad que se sentía un completo estupido y más por dejarse llevar por la actitud tan
cordial y en apariencia sincera de Misaki.

Cogió de nuevo su móvil y marcaba a Hiroki con sus dedos temblando del coraje.


Misaki parecía perdido por lo ocurrido hace varios minutos, su corazón se aceleró al sentir los labios de Miyagi tan cerca de los suyos y reaccionó muy tonto huyendo del contacto del profesor

—¿De verdad.. Miyagi san..quería..b..besarme?
El sonido de su celular lo asustó y sorprendido veía como lo había invocado
—¡Es él! ¡Quiere hablar conmigo! ¡¿Qué hago?!—Miraba entre la calle y el móvil todo nervioso. Muy tarde cogió su teléfono y de inmediato dejó de sonar.
—Parece que se equivocó de número, es eso o se arrepintió de marcarme.
El castaño dió un enorme respiro y dejó el móvil en la ventosa colgada del tablero de su auto.

Pasaron como 2 minutos y volvía a sonar, esta ocasión era Aikawa san y la oía por el altavoz.

—¡Misaki kun! ¿Dónde andas? ¡Estoy en tu casa, ya llevo dos horas esperándote!

—Aikawa, está por ser medianoche
¿No tienes cosas que hacer? ¿Qué haces afuera de mi casa?

—Estoy adentro, me puse cómoda en tu sofá y sí, tengo pendientes que hacer, pero da la casualidad que me encontré a cierto rubio guapetón en la editorial y me cuestionó varias cosas

—!¿Que cosas?!

—Me preguntó que si en realidad eres casado y sobre tu noviazgo con Miyagi san.

—¡¿NOVIAZGO con Miyagi Sensei?! Al señor Mink sí que le hace falta un tornillo en la cabeza.¿De donde sacó eso?

—No lo sé, pero fue muy amable conmigo tal vez este medio loco pero eso no le quita lo atractivo. Y le respondí que en efecto aún estás casado pero que te estás dando una oportunidad con Sensei. Debiste verlo, se puso muy contento y dijo que aún hay esperanza de que ese lindo trasero tuyo estuviera en su cama.

Atrapado en un momento Donde viven las historias. Descúbrelo ahora