CUARTO MOMENTO

1.3K 124 36
                                    

Shinobu miraba con un aire de autosuficiencia y burla a cierto profesor sorprendido por la interrupción en su oficina. Hiroki frunció el ceño y se puso de pie quitando sus lentes.

—Tus modales no mejoran, debes de tocar antes de entrar a mi oficina.

—¿Tu oficina?—dijo con desfachatez Shinobu- ¿Donde está Miyagi?

—¿Crees que soy su niñera?

—Niñera tal vez, sé que le gustaría ser otra cosa, pero lastima Kamijoō a Miyagi no le gustan los amargados.

—Mira mocoso estupido, si ya llegaste hasta acá por lo menos esfuérzate un poco más y búscalo ti mismo.
Y si me permites tengo cosas que hacer.

Hiroki no espero algún reclamo y tomó del brazo al rubio para sacarlo del lugar que comparte con Miyagi.
La puerta le roso la nariz a Shinobu ante la mirada de varios estudiantes que pasaban por ahí.
Carraspeo un poco por la vergüenza y alcanzó a una chica para preguntar por el paradero.

—¿Disculpe señorita ha visto a Miyagi Sensei?

—El profesor Yō, mmm.. me pareció verlo hace unos momentos en las canchas, no sé si todavía pueda estar ahí. ¿le pedirás que te asesore con algo del proyecto qué dejó?

—Si algo así.—contestó takatsuki

—Pues buena suerte, Sensei siempre está muy ocupado y que te dedique tiempo es algo fantástico. Yo nunca he tenido suerte con eso, se lo he pedido al menos 3 veces y nunca acepta—-La chica puso cara triste y dió la vuelta.

Shinobu hizo un mohín de disgusto por oír eso, no espero más tiempo y fue corriendo por el campus, tratando de hallar al profesor.


Miyagi se encontraba sentado en las gradas con la mirada perdida sobre el césped y con varias colillas de cigarro a su lado haciéndole compañía.

—Creo que debería de fumar más seguido por aquí, Hiroki no se quejaría del aroma a cigarro y me trataría bien.

Escuchó el trotar de alguien acercándose y tuvo que mirar, su cigarro estuvo a punto de caer de la boca al ver quien se acercaba.
En un segundo su bello rostro se llenó de fastidio y desprecio al ver a Shinobu.
El menor respiraba con dificultad por la carrera, sosteniendo su peso en las rodillas, por su parte Miyagi se puso de pie para intentar irse de ese lugar, ya después regresaría por su basura.

—¡Miyagi! ¿ A donde vas? ¿Que demonios pasó esta mañana? ¿Por que no tenemos ningún servicio de...

El profesor seguía con su marcha sin voltear a ver al chico.

—¡Miyagi te estoy hablando!

El pelinegro ignoraba de forma olímpica a Shinobu, el rubio corrió más rápido hasta ponerse delante de él.

—¡¿Quieres detenerte?! Es incómodo correr tanto, estoy sudando y más cuando no me duche esta mañana.

Miyagi se acercó a él y aspiró un poco por el cabello y cuello de Shinobu.

—Tienes razón, apestas. Se me hace raro que no hayas ido al hotel que frecuentas para asearte.

—¿Qué?

—Que apestas, debiste ir al hotel de lujo de siempre.

Miyagi sacaba su móvil del pantalón y buscaba algo entre sus correos. Shinobu ofuscado veía el movimiento apresurado de los dedos del profesor.

—No se quien de los dos fue el estupido, pero se equivocaron al enviar la cuenta del hotel y me llegó a mi.
El corazón de Shinobu casi se sale de su pecho al ver la factura electrónica de hace un mes donde se desglosaba los gastos y servicios a la "suite premium"

Atrapado en un momento Donde viven las historias. Descúbrelo ahora