Es momento para el amor

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5 segundos bastaron para que Misaki correspondiera al beso del docente, la sinceridad y el deseo se notaban en los labios de Miyagi quien juntó más su cuerpo al del editor; su mano derecha afianzaba con fuerza la cintura y con la izquierda se recargó en la trabe para intentar cubrir al castaño de la lluvia.
Misaki enrolló sus piernas y sus manos temblorosas descansaron en el rostro del atractivo profesor que introducía su lengua disfrutando  cada rincón de su  boca de una manera fantástica. El beso era salvaje por parte de Misaki, la sola idea de que Risako haya tocado al profesor le provocó celos, algo que él jamás había sentido con tanta preocupación.

Miyagi abrió un poco los ojos para observar cómo dando la vuelta estaba el toldo del combini y con eso poder cubrirse de la lluvia, así que sus manos se deslizaron por los glúteos de Misaki y giró para evitar que el agua siguiera cayendo sobre sus cuerpos.
Ahora el profesor quedó recargado sobre la pared, sus labios seguían en esa candente lucha, deleitándose con el sabor del otro hasta que Misaki cortó el beso para jadear por lo excitado que comenzaba a ponerse.
—mmm....ah....

—Misaki... no te detengas—Pidió el profesor recargando su frente en la del castaño  y exhalando de forma brusca
—Sigue besándome, lo necesito—mordió el labio inferior de su castaño provocando un gemido sutil que le hizo sonreír.

—Ah...Mi.. Miyagi.. no creo que sea buena idea... hacer este espectáculo en...

Miyagi abrazó a Misaki para que escondiera  su rostro entre su cuello, apresarlo con fervor y hablar en su oído.
—Pues no se me ocurrió otra cosa más que esto...eres muy necio.
El castaño trataba de moverse entre los fuertes brazos del profesor, pero Miyagi  no cedía ante la resistencia de Misaki.
—Si te suelto, sé que te irás y yo no deseo eso Misaki. No quiero que te vayas.
Misaki escondió más su rostro por el cuello de Yō, cerró sus ojos perdiéndose en el aroma del mayor y se atrevió a rasguñar un poco la amplia espalda del docente sin importarle ya que alguien pudiera estar observando.
—Me disculpo por decir que quiero joderte y besarte de esta forma, sin embargo, lo deseaba tanto y tú me haces perder el control de mi mismo.—Miyagi acarició la espalda y cadera del castaño de forma suave, podía sentir su virilidad rozar con la del chico causando un poco de dolor por estar presa entre su pantalón.
Miyagi debía calmarse, así que respiro profundo  y colocó de pie al editor.
Misaki permanecía con la vista fija  al piso, su rostro se hallaba frío, húmedo y de seguro algo rojo por los besos de Miyagi.
Yō lo cogió del mentón para que lo mirara y depositó otro beso en sus labios.
—¿Podríamos hablar? Nos hace falta sincerarnos Misaki.

El castaño asintió viendo como el agua recorría un poco las mejillas de Miyagi y esos ojos oscuros lo analizaban con detalle.
—¿Puedes..esperarme en..en lo que voy por mi bolso? También tengo que avisar a mi amigo Yuu que me retiro de Marukawa

—Claro Misaki, te espero afuera—Miyagi dió un beso más por la frente de Misaki y lo tomó de la mano para cruzar por la calle, la lluvia seguía con menos intensidad pero eso ya no importaba. Ambos ingresaron ante las miradas de uno que otro trabajador de la editorial que ya salía de sus labores.

El editor sonrió un poco apenado y ya subía por el ascensor para ir por sus cosas y disculparse con Yuu, que seguramente empezaría con sus burlas por la escena que había montado con Miyagi.


Entró a toda velocidad por Japun sin percatarse de la presencia de otra persona y

—¡Yuu lo siento pero debo de...!

Quedo  estático al ver a Yanase siendo arrinconado contra el escritorio por Ijuuin Sensei de una forma muy grotesca, el de ojos carmín se asustó demasiado separando al mangaka en el proceso y limpiando su boca.

Atrapado en un momento Donde viven las historias. Descúbrelo ahora