Me quedo perpleja, apoyándome del marco de la puerta, apenas asomándome. Palidezco sin remedio y mantenerse en pie parece una tarea difícil.Medito un momento, pensando en hace cuando que no lo veo y hacerlo hace que mis emociones entren en conflicto. Sé que hay un lapso, algo largo, sin verle. Pero algo me atormenta más que la idea de hace cuanto no lo he visto, es el hecho que eso requiere pensar en algo complicado y fuera de sí. Él es el nieto de la señora Jenkins, pero mismo pensamiento me lleva a negarlo. No hay absolutas posibilidades que él lo sea, ciertas evidencias lo niegan. Y todo el tiempo que he vivido aquí y antes de eso, que he pasado en esta casa cuando aún no vivía en ella y seguía siendo mejor amiga de Max, me hace apartar alguna posibilidad de que él sea su nieto.
Entonces, por un momento reflexiono ese hecho y me siento consternada. Si él no es su nieto, eso quiere decir que él la está engañando y ante ese pensamiento me siento dolida ante la probabilidad de que eso sea realidad. ¿Podría llegar a caer tan bajo él…? Es improbable que él sea su nieto, solo puede estarle mintiendo.
Me niego a creerlo.
Me retiro del borde de la puerta y me apoyó rígidamente en la pared. No puede verme aquí. No quiero enfrentarlo ahora. No sé qué pensar al respecto, una parte quiere reclamarle y echarle en cara muchísimas cosas. Acusarle de estar engañando a la señora Jenkins, pero a su vez me veo incapaz ante la posibilidad de que haya una buena razón de todo.
Pero no puedo evitar pensarlo, en la probabilidad de que Allen pueda estar engañando a la señora Jenkins por un beneficio a cambio.
Me siento fatal y furiosa de solo considerarlo.
Respiro profundamente para conseguir tranquilizarme y reviso toda la cocina rápidamente, localizando la puerta trasera. Voy a salir por esta, sin ser vista y luego le diré a la señora Jenkins que tuve que marcharme rápidamente por alguna escusa que se me ocurrirá luego. Así que procurando evitar hacer ruido alguno camino hacía la puerta, sintiendo la desesperación por salir, atacarme.
—Tienes que conocerla, ella es adorable... —la voz de la señora Jenkins se acercaba y con ella mi terror—. Está en la cocina.
Me apresuré a llegar a la puerta y sin hacer ruido, la abrí y cerré de igual modo. Luego de puntillas trote por el patio trasero, rodeando un lado de la casa. Mis pies hundiéndose en el césped creciente y mi corazón trepando por mi garganta. Sigo al lado de la cerca y me agachó para no ser vista por alguna ventana. Finalmente acaba la cerca que divide el terreno de la casa de la señora Jenkins, de la nuestra y aprovecho para apoyarme en el lado de la cerca que da a nuestra casa, escondiéndome. Me tiró al césped un momento recuperando el aliento y doy un largo suspiró. Cuando pensé que había terminado todo y había huido finalmente, escucho sus voces acercándose y me lanzo, corriendo para refugiarme dentro de casa, entrando deprisa y dando un portazo sin querer cuando intentaba cerrar la puerta. Desubicada por un momento, me decido a seguir mí huida hasta mí habitación y encerrarme, pero al correr nuevamente choqué con algo sólido. Unas grandes manos me atrapaban antes de caer al suelo y sus ojos me observan con sorpresa.
—Chris... —me alejó de él, recuperando la compostura. Alejó mi sorpresa, para que no me pillara en pleno escapé.
—Lo siento —se disculpa observándome atentamente—. ¿Estás bien?
—Sí —afirmo en una terca confusión y frunzo el ceño. Debo marcharme ahora. Antes que me descubra. Odio que se me aparezca cuando menos lo necesito y especialmente en estas ocasiones. Más cuando he visto a Allen.
Es como una maldita coincidencia de todo el tiempo.
Observo hacía las escaleras con cierto nerviosismo y sin decir nada más, me apresuró a ellas, pero él me detiene, tomándome del brazo y dejándolo una vez que me suspendo a verlo.
ESTÁS LEYENDO
Black Angels
ParanormalMia Collins ha tenido que sobrevivir sin sus padres y familia. Vivir con su mejor amigo y la madre de él, le ha visto bien, pero cuando Chris, un chico bastante extraño llega a su vida, para vivir en su casa, la hace recordar mucho más las advertenc...