Tenia hambre. Siempre tenia hambre. Tendido en su cama revuelta, en su cabeza rodeaban distintas comidas con las cuales podría deleitarse. Debía ser temprano aún y todo estaba callado, solo escuchaba en la lejanía el sonido de la ducha mientras Chase se bañaba. No deseaba levantarse en ese momento, no tenia las suficientes ganas. Estaba esperando que su amigo saliera del baño y le ayudara con el problema de su hambre.
Tanteó a su alrededor, rozando las sabanas que ya necesitaban lavarse y busco la cajetilla de cigarrillos. Cuando la encontró, la admiro en sus manos pero no tenía esas ganas de fumar, no era una adición, podría estar sin fumar, pero a veces necesitaba ese maligno humo recorriendo sus pulmones para calmarse en ocasiones. Necesitaba calmarse en ese momento, porque se sentía inútil y la persona que rondaba sus pensamientos lo estaba hartando. Pero se rindió y lanzó la cajetilla. Esta se estrelló y se perdió en el desorden que era esa habitación.
Estaba tan aburrido y hambriento, no podía dejar de pensar en tantas cosas. Se fijo en la camisa que se había puesto ese día y se río. Negro. Negro como cuando no se sentía tan valiente de usar otro color, no se sentía tan bien como para dejar de ser un oscuro por un momento. Se estaba consumiendo. Parpadeo al sentir el ardor del sentimiento en sus ojos.
Cuando por fin la ducha seso, el se había sentado en el piso y practicaba sus trucos de magia. Chase tardaba más que Alex en el baño, tardaba mucho más que cualquier chica en el baño. Así que tuvo que esperarlo mucho. Se levantó del suelo y se sacudió el polvo de la ropa. Solo quizá, debía de pasar una escoba y limpiar el piso, pero eso también requería limpiar un poco su habitación y no tenia esos ánimos, así que descartó esa idea y salió del lugar después de patear algunas prendas que le obstruían el paso.
Caminó pesarosamente por el pasillo y le dio una mirada a la puerta del baño, luego siguió hasta la cocina y se sentó en el desayunador, a esperar un poco más.
Aunque ya Chase hubiera tardado lo suficiente en el baño, todavía debía de ponerse algo de ropa. Y él era muy selectivo en eso, también se tardaba como una chica. Se arreglaba tanto para conquistar al viento y a la soledad a la que se había limitado. Porque después de Ella, Chase nunca volvió a tener a otra. Excepto a torturarse con alguien que era su recuerdo, en lugar de hacerle bien le hacia daño. Pero el amor tan grande que había sentido por una persona que ya no persistía en la tierra, que con tal de volver a tener algo de ella, había escogido una dolorosa tortura. Había dado tanto por nada.
Suspiró alargando la mano por un libro de colorear que había dejado en la mesa y lo tomó pensando en que había sido un alivio librarse de Sophie. Ella no había traído mas que males y desgracias. Pero no quiso pensar mucho en ella y se dedico a sacar los tres colores que tenia en los bolsillos del pantalón para dedicarse a pintar.
—Quebré uno de tus colores. Lo siento, prometo comprartelo cuando lo necesites.
Allen miró hacía adelante, en donde Chase se acercaba por el pasillo. Impecable.
—Esta bien. Tengo varios o eso creo.
—¿Varios? Compras colores cada mes. Compras más que madres a sus hijos. Debes tener lo suficiente.
—Los compro por que a veces los pierdo o tu los rompes.
—En el chiquero de tu cuarto, todo se pierde. He estado pensando en comprarte un letrero. "El agujero negro. Si queréis volver a ver la luz del sol, no te atreváis a entrad". —le contestó en un tono melodramático y agitando sus brazos formando la escena.
—Voy a limpiarlo algún día. Tengo muchos milenios para hacerlo.
—Ja ja. Que buena broma —sonrió Chase de forma condescendiente, luego se paso la mano por la nunca, mirando hacia la cocina. Riendo por dentro por casi preguntarle a Allen si tenia algo de hambre—. ¿Que quieres comer?
ESTÁS LEYENDO
Black Angels
ParanormalMia Collins ha tenido que sobrevivir sin sus padres y familia. Vivir con su mejor amigo y la madre de él, le ha visto bien, pero cuando Chris, un chico bastante extraño llega a su vida, para vivir en su casa, la hace recordar mucho más las advertenc...