El lunes en la mañana me encuentro parada junto a Max, con todavía el pijama puesto fuera de la casa y frente a una rama larga y gruesa. Una parte de mí estaba un poco angustiada, la otra estaba pensativa. Creando posibilidades. No era una rama pequeña. Era más larga que mi brazo y un poco más ancha. El viento no era tan fuerte como para romperla. Solo una tormenta podría derribarla. Pero ahí estaba, tirada.
Max dijo podría haber sido un animal, pero ¿qué animal podría romper una rama de ese tipo? Los únicos animales que podrían habitar en ese árbol, eran ardillas y aves. Nada más. Ninguno de ellos lo suficientemente pesados para romper la rama.
—Entonces ¿crees que fue una persona? —preguntó Max, irónico.
Ambos estamos cruzados de brazos y mirando la rama.
—No lo sé, es muy extraño.
Él se encogió de hombros, representando que estaba igual de confundido.
—Te daré varias opciones y escoge la que más te logre convencer. ¿Está bien?
Asentí.
—Fueron los animales.
—No —negué con la cabeza—, muy pequeños.
—El viento.
—Tampoco, el viento no fue tan fuerte como para romper una rama de ese tamaño.
—Fui yo.
Sacudo la cabeza al instante y al mirarlo frunzo el ceño.
—¿Qué?
—Fui yo, si con eso te quedas calmada.
—No seas idiota, Max —le reclamo agobiada.
—Bueno se me acabaron las opciones.
¿Y si estaba siendo muy paranoica? La idea de que el viento o los animales pudieron haber sido, no me persuadía demasiado. Entonces si alguna de esas opciones no era, ¿Qué podría ser? Solo lograba entrar en esa categoría una persona y eso era una total locura.
¿Por qué alguien habría estado ahí? ¿Con que motivos?
—Talvez la rama ya estaba rota —dijo entonces Max—, y el viento hizo que se terminará de romper y cayera.
—Talvez —musite en voz baja.
Considere lo que dijo, quizá era lo que decía o simplemente había otra razón que no sabría y no era lo que pasaba por mi cabeza. Solo comenzaba a delirar.
—¡Chicos! ¿Qué hacen aquí? —percibimos la voz de Amie al llamarnos.
Ambos nos volteamos a mirarla al mismo tiempo. Ella aún seguía en pijamas, al igual que nosotros.
—¡Resolviendo un crimen, mamá! —exclamó Max.
Se acercó hacia nosotros, quedando en medio de ambos, luego nos echó un vistazo de forma extraña. Tras eso, estudió frente a ella la rama que Max y yo llevábamos admirando un rato. La observó confundida y estuvo a punto de reírse.
—¿Una rama? —preguntó ingenua.
—Sí, mamá —le respondió Max en un tono mordaz.
—¿Mataron un animal con una rama?
—No, mamá. Se cayó, probablemente ayer en la noche y a Mia le parece extraño.
Arrugo la cara casi formando una mueca. Así suena muy idiota.

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Black Angels
ParanormalMia Collins ha tenido que sobrevivir sin sus padres y familia. Vivir con su mejor amigo y la madre de él, le ha visto bien, pero cuando Chris, un chico bastante extraño llega a su vida, para vivir en su casa, la hace recordar mucho más las advertenc...