Había intentado pintarme las uñas algunas veces -pintarse las uñas no era un crimen, o al menos intentarlo- y todas eran el mismo resultado; me pintaba los dedos. Alex a pesar de todos sus intentos por la perfección, término haciendo lo mismo. Terminó gruñendo mientras intentaba quitarme el esmalte sobrante.
-¡Me rindo! -gimió en una ola de frustración incontenible.
Ante eso, no pude contener la inreparable risita que tenía resguardada, su estado de frustración era en perspectiva diferente, muy graciosa, además que se cruzará de brazos haciendo un mohin, no ayudaba a contener mi burla.
-Gracias, al menos lo has intentado -admití controlando la risa con una ligera sonrisa divertida.
-Odio fallar, pero al menos fue divertido intentarlo -cuando se encogía de brazos, posó su mirada impenetrable y severa sobre mi hombro, en dirección hacía la puerta-. ¡Largate Alien!
Me di la vuelta para admirar a lo que se refería y me encontré con el gato negro y el más pequeño de todos, queriendo colarse en la habitación, pero siendo retenido por las miradas fulminantes de Alex, el pobre gato se rindió rápidamente y dio media vuelta para marcharse.
-Ese gato -exclamó Alex furiosa-. Allen lo llevó al departamento y lo escondió en su habitación, tarde unos días en darme cuenta. Él estaba algo misterioso, llevaba cajas de leche, atunes y otras cosas a escondidas. ¡Luego, entré en su habitación y estaba con el gato! Casi lo mando por el octavo piso de nuestro edificio. Se lo encontró en la calle y lo rescató, esta bien, una buena acción, pero puede hacer su caridad a otra parte, término por regalarselo a Meredith -me contó Alex.
-¿Y quien le ha puesto Alien?
-Él mismo -confesó con mirada que revelaba que lo que me decía le parecía ridículo-. Alguien le puso de apodo ese nombre a él y le pareció gracioso ponerselo a un gato, creo que esta loco como Meredith con eso de los nombres raros a los gatos.
Me ruborizo pensándolo, no fui yo quien le puso así, fue Max, pero yo se lo dije. Debería de seguir diciéndole así, por él decirme Joy. Apenas estoy aprendiendo a tolerarlo, pero sigo teniendo un tic cuando lo escucho.
Al cabo de un rato, decido que es hora de que marché, Alex intenta hacer que me quede al menos un rato más, pero se rinde fácilmente, después de que Allen negará con la cabeza. Fruncí el ceño, porque el simple acto me deja pensando lo irremediables que somos, cuando yo no lo soporto, es cuando más cerca esta. Cuando decido darle la oportunidad que mi cerebro insiste que merece, él me rechaza. Quizá ahora ha sido la hora de que de verdad me odie y no puedo culparlo, no tengo el derecho. Lo he ignorado de todos modos en clases cuando me he dado cuenta que esta allí y sabía que se merecía una disculpa, porque he sido cruel con él y me he tardado tanto en dársela que ya no tiene valor. Pero apesar de lo terriblemente molesto que llega a ser su actitud cambiante, no puedo hacer nada. Lastimosamente en contra de él, no quiero dejarme manipolar por sus emociones, ya tengo suficiente con mí inseguridad e impulsos para entenderle y seguirle el juego. Si ahora me odia y actuará así siempre, sabré que la vida me ha dado lo que quería cuando ya no estaba tan segura, que me odie. No puedo negar el hecho que me siento algo herida. Su rechazó es algo que de seguro merezco cuando ya ha tenido el mío.
Recibo con gusto y agradecimiento los abrazos de Chase y Alex. Luego, despidiendome de ellos con la mano, me encaminé hacía la puerta sin mirar a Allen que había estado cruzado de brazos en el sillón.
La fría noche me hizo entrar en la realidad, me abracé a mi misma para entrar en calor y cerré la puerta de la casa. Luego suspirando, retomé el camino a casa pensando en todo.
-Mia, estaba preocupada, sentía estas ganas de ir por ti -Amie me abraza en cuanto entro en la casa, con el aire maternal que desprende hacia mí-. ¿Que haces aquí? ¿No te has podido quedar?
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Black Angels
ParanormalMia Collins ha tenido que sobrevivir sin sus padres y familia. Vivir con su mejor amigo y la madre de él, le ha visto bien, pero cuando Chris, un chico bastante extraño llega a su vida, para vivir en su casa, la hace recordar mucho más las advertenc...